DESPERDICIO. Tanto que se abren espacios de participación política para la mujer, que sorprende el nulo trabajo proselitista de las candidatas desde la oposición. Ahí está de mal ejemplo Beatriz Robles, número 1 de la fórmula de Morena al Senado, quien ni de broma ayuda a Santiago Nieto en la campaña porque tiene la seguridad de que, aun perdiendo, ella será senadora por la bendita figura de primera minoría.
SIMULACIÓN. Otros ejemplos, aunque no tan extremos como Robles, son Paloma Arce y Paulina Aguado, candidatas de esa invención llamada Querétaro Seguro y de Movimiento Ciudadano, que tanto escándalo hicieron por ser postuladas pero que ahora no proponen, no hablan ni figuran en la lucha por la alcaldía capitalina. Como si su misión fuera abrir camino al panista Felipe Fernando Macías.
DUDAS. No le dieron a Fabián Camacho la candidatura local prometida, pero qué tal le abrieron una investigación y hasta crearán un Comité de Honor sobre el manejo de recursos durante su gestión como presidente de la Cámara Nacional de Comercio en Querétaro, igual que a su antecesor Carlos Habacuc Ruiz.