El plan trazado para Pemex por el gobierno de Claudia Sheinbaum regresa a Pemex a la época de los 80 en términos de control e ineficiencia, porque la desaparición de varias de esas filiales es básicamente para esconder pérdidas, pero, al final del día, el sólo hecho de intentar producir todos los combustibles de manera nacional en el Sistema Nacional de Refinación genera una pérdida anual de por lo menos 20 mil millones de dólares.
Luego, se quedan varias filiales, curiosamente son las más neoliberales y que ni siquiera pueden ser tocadas por las leyes del sector público -son derecho privado- ya que funcionan como empresas privadas, es decir, no le tienen que rendir cuentas a nadie, entonces pueden servir como escondite del cofre del tesoro. Ojo, no tienen obligaciones de transparencia y de rendición de cuentas.
Lo que urge, y lo saben tanto los neoliberales como los conservadores en el poder, es que la plantilla de Pemex es insostenible, tendrán que recortar pronto y hasta donde sabemos lo van a tener que hacer.
Lo más neoliberal de esta reforma es que con la figura de filial se pueden hacer cosas interesantes como conseguir asociaciones, dinero, hacer negocios, compras y el gobierno ni se mete y la Ley de Entidades Paraestatales no la rige
Del impuesto reducido lo que le podemos decir es que esa película ya la pasaron con los neoliberales hace 25 años y no sirvió a Pemex. De hecho, ese impuesto único que entonces era el equivalente de un 60.8% de gravamen sobre sus ingresos totales lo único que provocó es que, al final del día, la empresa tuviera que salir a pedir dinero prestado para poder pagar sus impuestos porque, simplemente, se quedaba sin dinero.
Es importante decirlo, esta reforma no se hace en el mejor momento para Pemex que tiene problemas muy graves que enfrentar como son una deuda de casi 100 mil millones de dólares y un adeudo reconocido por la propia empresa con sus proveedores de 21 mil millones de dólares, sin embargo, dadas las triquiñuelas que hacen en Pemex este monto es apenas el 40% del total, las cuentas que se hacen de este lado del escritorio hablan de 51 mil millones de dólares acumulados por seis años de impagos.
Luego, hay dos asuntos que son muy importantes en la narrativa y que el gobierno está dejando de lado esperando que nadie se de cuenta: la caída en la producción de petróleo es muy grande, estamos hablando de que en el mejor de los casos para finales del 2025 se estarán produciendo 1.4 millones de barriles diarios de petróleo que es un nivel que no se ve desde la época de José López Portillo.
Luego está que en la última administración no se tuvo un gran éxito exploratorio, la animadversión hacia organismos como la Comisión Nacional de Hidrocarburos y a la participación privada impidió que se creciera en la oferta de aceite y gas natural pese a las oportunidades detectadas. Ni Pemex aprovechó todos los campos que le dejaron en la Ronda 0 y los privados fueron atados de pies y manos en nuevas rondas petroleras.
En otras palabras: Pemex ni picha, ni cacha, ni deja batear.
La cereza del pastel de esta reforma es muy interesante por las afectaciones que implica: Pemex no tiene grado de inversión y si necesita conseguir capital fresco para pagar impuestos, como todo indica que va a ocurrir con esta nueva tasa única, los costos van a ser muy altos y el gobierno federal tendrá que intervenir, algo así como salvando al soldado Pemex, que no fue rescatado de ninguna manera.
La realidad es que la reforma busca rescatar el rescate de AMLO de la mejor manera posible porque el daño que se hizo en la administración anterior va a pasar factura en cualquier momento.