Si Donald Trump se veía como amplio favorito para ganar las elecciones en los Estados Unidos, después del atentado que sufrió el pasado 13 de julio, se ha fortalecido más que nunca. A los norteamericanos les encantan los héroes y acaban de convertir a Trump en uno de ellos; esa imagen del candidato ensangrentado que acaba de sobrevivir a un intento de asesinato en un evento público de un condado rural, rodeado de agentes del servicio secreto, con el puño en alto gritando por su país con la bandera nacional ondeando sobre su cabeza, siendo transmitido en vivo a nivel nacional. Todo parecía una escena salida de un guión cinematográfico donde el patriota salva a su pueblo haciéndole un llamado a la democracia. El escenario era tan contundente que no le quedó más remedio al Partido Demócrata que cambiar de candidato. El presidente Joe Biden ya no cuenta con las facultades físicas, ni la edad, ni la confianza de los grandes líderes de su partido para encabezarlos en la lucha por retener la Casa Blanca. Es por eso que a pesar de tener gobernadores con gran proyección nacional que podrían ser competitivos como Gretchen Whitmer de Michigan, Josh Shapiro de Pensilvania o Gavin Newsom de California, quienes mandan al interior del partido, los líderes en ambas Cámaras, Hakeem Jeffries y Chuck Schumer, así como Nancy Pelosi y Barack Obama han coincidido en que la Vicepresidenta Kamala Harris sea quien tome el relevo como candidata de una campaña que parecía hundirse irremediablemente. Aunque Harris tiene mejores números que cualquier otro demócrata, se encuentra detrás de Donald Trump en practicamente todas las encuestas.
Los democrátas ya no tienen el tiempo suficiente para sacar adelante unas elecciones primarias, así que tendrán que ir directamente a la Convención Nacional en Chicago el próximo 19 de agosto, donde 3,800 delegados elegirán formalmente a su candidata.
Una de las razones principales para tomar esa decisión, es que Kamala Harris es la única que por ley puede disponer de los más de 90 millones de dólares que ya tenía recaudados la campaña de Biden, además de ser la única que puede llegar a aglutinar a las distintas facciones de un desorientado Partido Demócrata.
Mientras Trump ya inició con su proselitismo a toda velocidad y ha elegido como compañero de formula para la Vicepresidencia al Senador por Ohio, J.D. Vance, considerado como una figura emergente de la política norteamericana, abogado y empresario tecnológico y un personaje muy mediático al que ya se le considera como el sucesor natural del movimiento conservador, los demócratas apenas están atendiendo su crisis, facilitando lo que hoy parece inevitable; el regreso de Trump a la Presidencia. Como cada cuatro años, México será un tema central en la agenda de ambos candidatos, el futuro de los Estados Unidos en buena medida marcará también el futuro de nuestro país, para bien o para mal. Al tiempo.
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