Finalmente sucedió, la cuarta transformación logró la desaparición de los organismos autónomos que servían como contrapesos al poder, limitaban las acciones del gobierno y fortalecían a los ciudadanos. El anhelo de López Obrador al fin pudo materializarse en una Cámara de Diputados en la que sus legisladores tienen una mayoría calificada que jamás obtuvieron en las urnas.
De poco sirvieron las opiniones de todos los expertos nacionales e internacionales que advertían el peligro y el gran retroceso que esto significaría para México, bastaron 6 horas de discusión para que la oposición fuera aplastada por el oficialismo con 347 votos a favor por 128 en contra para reformar 14 artículos constitucionales y desaparecer a 7 organismos autónomos; Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), Comisión Reguladora de Energía (CRE), Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y Comisión Nacional para la Mejora Contínua de la Educación (Mejoredu), siendo los tres primeros los casos más delicados.
El INAI ha servido para proteger a los ciudadanos en su datos personales y transparentar la información del gobierno, destapando grandes escándalos de corrupción de este grupo en el poder y de todos los anteriores. Desaparecerá la plataforma nacional de transparencia donde se podía consultar la información de cualquier entidad pública y que contiene más de 15 mil millones de archivos con el falso argumento de la austeridad aunque represente menos del 1% de la deuda de PEMEX.
Por su parte la Cofece y el IFT como organismos reguladores de la economía, están contemplados en los anexos del T-MEC que firmó el mismo López Obrador, aunque ahora pretendan desconocerlos.
Otra lamentable decisión es la del Coneval, encargado de medir la pobreza en el país y los resultados de la política social, ahora pasará a formar parte del Inegi y sus datos serán los mismos del gobierno.
Dicen que los organismos no necesitan la autonomía para funcionar adecuadamente y eso es completamente falso. Eran autónomos precisamente para mantenerlos alejados del gobierno y su toma de decisiones. Eran incómodos, pero absolutamente necesarios para la buena administración del país y mejorar la calidad del servicio público, no basta con decir que no son iguales y que los mueve el amor al pueblo.
Todo este asunto tiene en realidad un doble propósito; poder tener una total opacidad y poder exprimir el presupuesto hasta lo último para financiar sus proyectos, empezando por los del gobierno anterior.
La presidenta Sheinbaum debería ser la primera interesada en lograr la transparencia, le haría mucho bien a su gobierno entender que transformar no es sinónimo de destruir y que son las instituciones y no las buenas intenciones las únicas que le pueden dar al país la fortaleza que tanto necesita. Al tiempo.
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