México se enfrenta actualmente a un repunte de casos de Covid-19, con la aparición de nuevas variantes: las denominadas KP.2 y KP.3 (BA.2.83 y sus subvariantes, además de la presencia de una variante recombinante). El incremento de casos confirmados coincide, como es usual, con la temporada de lluvias y el periodo vacacional de verano. Probablemente veremos un nuevo repunte en la temporada invernal, como en el caso de la influenza. Sin embargo, aunque nos acostumbremos a ver de manera cíclica este fenómeno, no por eso debe de preocuparnos menos.
De acuerdo con la Secretaría de Salud Federal, los contagios a nivel nacional han ido en aumento a partir de la semana 19 y hasta el momento, se han informado 8 mil 75 casos. En el mismo comunicado, se informa que las entidades federativas con mayor número de casos confirmados de Covid-19 reportados a través de las unidades de salud monitores de enfermedades respiratorias son la Ciudad de México, Querétaro, Edomex, Nuevo León y Puebla. (https://www.gob.mx/salud/prensa/276-secretaria-de-salud-informa-sobre-la-situacion-actual-de-covid-19-en-mexico?idiom=es)
De acuerdo con el informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la pandemia de Covid-19 en México coordinado por Mariano Sánchez Talanquer y Jaime Sepúlveda (https://www.comisioncovid.mx/index.html), la crisis sanitaria dejó en nuestro país 808 mil 619 muertes en exceso –llámese a esto, los fallecimientos en exceso esperados en un tiempo específico bajo condiciones normales-. En el documento, publicado este 2024, se revisan las decisiones políticas, lo que se hizo y se dejó de hacer para atender una contingencia global y también se analiza en qué situación se encontraba el sector salud público al que le correspondió hacer frente esta emergencia. Para los redactores de este Informe, científicos, académicos e investigadores, las estrategias del Gobierno Federal estuvieron más supeditadas a factores políticos y económicos, que a atender lo que se convirtió, como lo han expresado varios líderes y expertos, en la crisis mundial más importante del último siglo.
El 9 de mayo de 2023, un decreto del Gobierno Federal dio por terminada la emergencia sanitaria; sin embargo, el virus SARS Cov-2, causante de la enfermedad, llegó para quedarse. Tan es así que, un año más tarde, el mismo Gobierno Federal, a través del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología anunció la aprobación de la vacuna Patria por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), como vacuna de “emergencia”, a pesar de que esa etapa ya está ampliamente superada, en realidad Patria es una vacuna de refuerzo.
No dudamos que este es un importante avance para ofrecer a la población como una vacuna de refuerzo contra el Covid-19; sin embargo, es necesario resaltar que, en materia de desarrollo científico, para el país hubiera sido más relevante que se analizara el futuro y la prospectiva de otros proyectos que estaban siendo diseñados por instituciones de educación superior y centros de investigación; como el que encabezaba la propia Universidad Autónoma de Querétaro.
Recopilar la información de la vacuna Patria es toda una odise pues no hay disponible un informe formal y completo en donde se pueda revisar con certeza su metodología y su composición. De acuerdo al reporte entregado a la Comisión de Nuevas Moleculas de Cofepris, hoy sabemos que ha cumplido con las fases preclínica, I, II y III, lo que le perimte contar con los criterios suficientes para su aprobación. Sin embrago, es necesario todavía continuar avanzando: incrementar el tamaño de muestra, valorar efectos adversos a mayor plazo (sobre todo por los efectos que hoy se conocen para vacunas similares). Es necesario continuar con los estudios de seguridad y eficacia en diferentes grupos poblacionales.
Hacemos votos porque este proyecto abra camino a nuevos desarrollos científicos. Sobre todo, en la antesala de una nueva gestión en el área de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, que arrancará este 1 de octubre. La pandemia de Covid-19 demostró –y seguramente seguirá demostrando conforme se vayan haciendo más análisis que reflexionen sobre su impacto a largo plazo en la población, la economía y el sector salud de nuestro país- que la ruptura entre la ciencia y las políticas públicas coloca en un lugar de desventaja a los sectores más vulnerables de la población y acarrea un retroceso en el crecimiento e independencia tecnológica de nuestro país, que, conforme se profundice, se hará más difícil de superar.