/ domingo 30 de junio de 2024

Contraluz | Escuela para padres


Cuando el candidato llegó a aquel viejo barrio al norte de la ciudad, recién restaurado e integrado plenamente al desarrollo urbano citadino, lo recibieron cientos de vecinos en medio de algarabía y deseosos de plantearle sus problemas y posibles soluciones, así como su disposición a poner de su parte lo que fuera necesario.

Hablaron con amplitud de fallas en el drenaje, de algunas dificultades con el suministro de agua, de falta de seguridad especialmente los fines de semana en que luego “hay pleitos entre jóvenes, y no tan jóvenes, que se ponen agresivos por el alcohol o hasta drogas…” Cuando ya casi terminaba el tiempo de exposiciones de los habitantes del lugar, una señora a la que sólo llamaban Lucha pidió el micrófono a Javier Gordillo que hacía las veces de maestro de ceremonias. Nuestro problema, dijo, son que no sabemos cómo educar bien a nuestros adolescentes y a nuestros jóvenes. Ahora con tantas tentaciones que tienen sobre todo con la televisión y el ocio, y tan poco tiempo que tenemos los papás y las mamás pues muchos tenemos que trabajar, han caído más de lo que admitimos de dientes para afuera, en problemas de holgazanería, de alcohol, de “embarazos sorpresivos”, de pendencias y de drogas.

Creíamos antes que todo era porque al barrio le faltaban muchas cosas, pero ya nos las han ido dando, que alumbrado público; que escuelas; que pocos, pero algunos patrullajes; que arreglo de calles y banquetas; que drenaje; que agua potable… entonces supusimos que el problema era que les faltaban espacios para desfogar sus energías como canchas de básquet, de voli o lugares públicos para hacer ejercicio… Y también nos los pusieron. Un tiempo estuvieron de moda, pero después ya no. Entonces nos organizamos y algunos de nosotros impulsamos equipos y grupos, pero también fue como una moda, nos faltó constancia o no sé qué, pero todo volvió a ser igual que antes. Es más, nos hemos percatado de que los problemas siguen y no solo eso, sino de que se incrementan y estamos muy preocupados pues pensamos ¡qué será de ellos si todo sigue así!

Entonces hemos platicado mucho entre nosotros, vecinos de aquí y de otros barrios de esta zona, y hemos llegado a la conclusión de que en algo estamos fallando como padres y madres; y señor candidato lo que creemos que nos falta, aunque se oiga raro, es una Escuela para Padres y Madres. Un lugar donde nos auxilien sobre cómo educar a nuestros hijos, sobre todo adolescentes, para que con el tiempo sepan y quieran ser buenos estudiantes o trabajadores, honestos, sin vicios; buenos mexicanos, pues.

Y es lo que le queremos pedir. Que piense cómo nos pueden ayudar con eso, si con asesorías, con pláticas o de plano con una Escuela para Padres y Madres a la que podamos ir aunque sea a deshoras, pero en la que nos ayuden a comprender qué más podemos o debemos hacer para tener hijos e hijas mejores, que no se echen a perder, que tengan posibilidades de un futuro… que con el tiempo sean mejores padres y madres que nosotros…

La comunidad escuchaba. En silencio los adultos asentían, y algunos jóvenes ensayaban fruncir el ceño con desazón en tanto los niños que rondaban cerca corrían y reían.

Sin desconocer que ya había antecedentes cercanos pero dispersos en tal sentido, el candidato que era Enrique Burgos ofreció entonces a los habitantes del barrio de La Trinidad ponderar la mejor manera de atender su solicitud e instalar la Escuela para Padres.

Otro evento que empujó, aún más, la idea de la Escuela para Padres fue un encuentro del candidato con un grupo de “chavos banda” de Santa Bárbara, Corregidora, que invitaron a Enrique Burgos García a un encuentro con ellos, con la condición de que fuera sin comitiva ni parafernalia alguna. Él, su chofer y quizá algún acompañante más.

Pero nada más.

Y aceptó: ahí en una lóbrega bodega, un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, atendido por joven profesor cuyo nombre lamentablemente no recuerdo, le presentaron en forma teatral y descarnada –actuaron varios de ellos- su problemática: violencia sexual y familiar; alcoholismo y drogas; discriminación escolar, laboral y social por su vestido, piel, cabelleras y tatuajes. No le pidieron nada, simplemente le dijeron: queremos que sepa lo que nos pasa y por qué a veces somos violentos; a nadie le importamos; nadie nos hace caso… Y así, con esas peticiones y antecedentes, la Escuela para Padres empezó a funcionar formalmente ya iniciada la administración en 1992, en la que la Secretaría de Educación y el DIF Estatal laboraron al alimón para atender la sustancial solicitud popular.

El núcleo de dicho centro se ubicó entonces en la Escuela Centenario, en Avenida Universidad y Gabino Barreda, por el Cerro de las Campanas.

Por fortuna, con explicable evolución y adecuación, esa institución ha continuado.

No hace mucho Oscar Gómez Niembro Director del Sistema Estatal DIF que preside Carl Herrera de Kuri daba cuenta de que más de 700 personas han sido canalizadas a este programa que se enfoca al desarrollo de las habilidades y herramientas para padres de familia.

A través de la “Escuela de Formación y Desarrollo Humano para Madres, Padres Tutores y Cuidadores”, explicó, los participantes tienen la oportunidad de aprender sobre temas relevantes actuales que les ayudarán a mejorar la relación con sus hijos y crear un ambiente familiar Saludable.

Del 2022 a la fecha, más de 650 personas han sido canalizadas a dichos talleres que son gratuitos.

“El proyecto de escuela para padres lleva muchos años funcionando al interior del sistema estatal DIF, sin embargo a partir de esta administración el equipo de la Procuraduría de Protección de Niñas Niños y Adolescentes lo ha fortalecido y lo ha incrementado”.

Los talleres cubren áreas como Solución de Conflictos en Proceso de Separación y Divorcio, Competencias Parentales, Relaciones Familiares Sanas, Conductas de Riesgo en la Vida Familiar.

Dichos temas tienen como finalidad de fomentar en niños y jóvenes una cultura de fortalecimiento de habilidades socioemocionales, la prevención de adicciones y el manejo de la tecnología en la familia. Expertos en el tema brindan sesiones dinámicas y amenas que permiten a los participantes interactuar y aprender de manera práctica.

Punto relevante desde un principio ha sido que los asistentes tienen la oportunidad de compartir experiencias y aprender de otros padres de familia que viven situaciones similares.

Además las Madres, Padres Tutores y Cuidadores, tienen la oportunidad de aprender estrategias efectivas para mejorar la comunicación con sus hijos, y fortalecer su autoestima, también se manejan temas relacionados con el control de estrés y resolución de conflictos.

“Hoy muchos de los jueces refieren dentro de sus procedimientos judiciales la necesidad de acudir al sistema estatal DIF a que tomen uno de estos cursos”.

Hoy en día, los talleres se realizan en las instalaciones del Centro Cultural Manuel Gómez Morín en horarios matutinos y vespertinos.

Estos talleres son impartidos por especialistas emanados de instituciones como: Instituto Municipal de la Familia, Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, Patronato Psicológico Queretano, Sistema Estatal DIF, Universidad Autónoma de Querétaro, Consejo Estatal Contra las Adicciones y Centro Cultural Manuel Gómez Morin.


Cuando el candidato llegó a aquel viejo barrio al norte de la ciudad, recién restaurado e integrado plenamente al desarrollo urbano citadino, lo recibieron cientos de vecinos en medio de algarabía y deseosos de plantearle sus problemas y posibles soluciones, así como su disposición a poner de su parte lo que fuera necesario.

Hablaron con amplitud de fallas en el drenaje, de algunas dificultades con el suministro de agua, de falta de seguridad especialmente los fines de semana en que luego “hay pleitos entre jóvenes, y no tan jóvenes, que se ponen agresivos por el alcohol o hasta drogas…” Cuando ya casi terminaba el tiempo de exposiciones de los habitantes del lugar, una señora a la que sólo llamaban Lucha pidió el micrófono a Javier Gordillo que hacía las veces de maestro de ceremonias. Nuestro problema, dijo, son que no sabemos cómo educar bien a nuestros adolescentes y a nuestros jóvenes. Ahora con tantas tentaciones que tienen sobre todo con la televisión y el ocio, y tan poco tiempo que tenemos los papás y las mamás pues muchos tenemos que trabajar, han caído más de lo que admitimos de dientes para afuera, en problemas de holgazanería, de alcohol, de “embarazos sorpresivos”, de pendencias y de drogas.

Creíamos antes que todo era porque al barrio le faltaban muchas cosas, pero ya nos las han ido dando, que alumbrado público; que escuelas; que pocos, pero algunos patrullajes; que arreglo de calles y banquetas; que drenaje; que agua potable… entonces supusimos que el problema era que les faltaban espacios para desfogar sus energías como canchas de básquet, de voli o lugares públicos para hacer ejercicio… Y también nos los pusieron. Un tiempo estuvieron de moda, pero después ya no. Entonces nos organizamos y algunos de nosotros impulsamos equipos y grupos, pero también fue como una moda, nos faltó constancia o no sé qué, pero todo volvió a ser igual que antes. Es más, nos hemos percatado de que los problemas siguen y no solo eso, sino de que se incrementan y estamos muy preocupados pues pensamos ¡qué será de ellos si todo sigue así!

Entonces hemos platicado mucho entre nosotros, vecinos de aquí y de otros barrios de esta zona, y hemos llegado a la conclusión de que en algo estamos fallando como padres y madres; y señor candidato lo que creemos que nos falta, aunque se oiga raro, es una Escuela para Padres y Madres. Un lugar donde nos auxilien sobre cómo educar a nuestros hijos, sobre todo adolescentes, para que con el tiempo sepan y quieran ser buenos estudiantes o trabajadores, honestos, sin vicios; buenos mexicanos, pues.

Y es lo que le queremos pedir. Que piense cómo nos pueden ayudar con eso, si con asesorías, con pláticas o de plano con una Escuela para Padres y Madres a la que podamos ir aunque sea a deshoras, pero en la que nos ayuden a comprender qué más podemos o debemos hacer para tener hijos e hijas mejores, que no se echen a perder, que tengan posibilidades de un futuro… que con el tiempo sean mejores padres y madres que nosotros…

La comunidad escuchaba. En silencio los adultos asentían, y algunos jóvenes ensayaban fruncir el ceño con desazón en tanto los niños que rondaban cerca corrían y reían.

Sin desconocer que ya había antecedentes cercanos pero dispersos en tal sentido, el candidato que era Enrique Burgos ofreció entonces a los habitantes del barrio de La Trinidad ponderar la mejor manera de atender su solicitud e instalar la Escuela para Padres.

Otro evento que empujó, aún más, la idea de la Escuela para Padres fue un encuentro del candidato con un grupo de “chavos banda” de Santa Bárbara, Corregidora, que invitaron a Enrique Burgos García a un encuentro con ellos, con la condición de que fuera sin comitiva ni parafernalia alguna. Él, su chofer y quizá algún acompañante más.

Pero nada más.

Y aceptó: ahí en una lóbrega bodega, un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, atendido por joven profesor cuyo nombre lamentablemente no recuerdo, le presentaron en forma teatral y descarnada –actuaron varios de ellos- su problemática: violencia sexual y familiar; alcoholismo y drogas; discriminación escolar, laboral y social por su vestido, piel, cabelleras y tatuajes. No le pidieron nada, simplemente le dijeron: queremos que sepa lo que nos pasa y por qué a veces somos violentos; a nadie le importamos; nadie nos hace caso… Y así, con esas peticiones y antecedentes, la Escuela para Padres empezó a funcionar formalmente ya iniciada la administración en 1992, en la que la Secretaría de Educación y el DIF Estatal laboraron al alimón para atender la sustancial solicitud popular.

El núcleo de dicho centro se ubicó entonces en la Escuela Centenario, en Avenida Universidad y Gabino Barreda, por el Cerro de las Campanas.

Por fortuna, con explicable evolución y adecuación, esa institución ha continuado.

No hace mucho Oscar Gómez Niembro Director del Sistema Estatal DIF que preside Carl Herrera de Kuri daba cuenta de que más de 700 personas han sido canalizadas a este programa que se enfoca al desarrollo de las habilidades y herramientas para padres de familia.

A través de la “Escuela de Formación y Desarrollo Humano para Madres, Padres Tutores y Cuidadores”, explicó, los participantes tienen la oportunidad de aprender sobre temas relevantes actuales que les ayudarán a mejorar la relación con sus hijos y crear un ambiente familiar Saludable.

Del 2022 a la fecha, más de 650 personas han sido canalizadas a dichos talleres que son gratuitos.

“El proyecto de escuela para padres lleva muchos años funcionando al interior del sistema estatal DIF, sin embargo a partir de esta administración el equipo de la Procuraduría de Protección de Niñas Niños y Adolescentes lo ha fortalecido y lo ha incrementado”.

Los talleres cubren áreas como Solución de Conflictos en Proceso de Separación y Divorcio, Competencias Parentales, Relaciones Familiares Sanas, Conductas de Riesgo en la Vida Familiar.

Dichos temas tienen como finalidad de fomentar en niños y jóvenes una cultura de fortalecimiento de habilidades socioemocionales, la prevención de adicciones y el manejo de la tecnología en la familia. Expertos en el tema brindan sesiones dinámicas y amenas que permiten a los participantes interactuar y aprender de manera práctica.

Punto relevante desde un principio ha sido que los asistentes tienen la oportunidad de compartir experiencias y aprender de otros padres de familia que viven situaciones similares.

Además las Madres, Padres Tutores y Cuidadores, tienen la oportunidad de aprender estrategias efectivas para mejorar la comunicación con sus hijos, y fortalecer su autoestima, también se manejan temas relacionados con el control de estrés y resolución de conflictos.

“Hoy muchos de los jueces refieren dentro de sus procedimientos judiciales la necesidad de acudir al sistema estatal DIF a que tomen uno de estos cursos”.

Hoy en día, los talleres se realizan en las instalaciones del Centro Cultural Manuel Gómez Morín en horarios matutinos y vespertinos.

Estos talleres son impartidos por especialistas emanados de instituciones como: Instituto Municipal de la Familia, Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, Patronato Psicológico Queretano, Sistema Estatal DIF, Universidad Autónoma de Querétaro, Consejo Estatal Contra las Adicciones y Centro Cultural Manuel Gómez Morin.