/ domingo 7 de julio de 2024

El cronista sanjuanense | Ramón Bueno

En la capilla de paso o tránsito que está dentro del panteón de la Santa Vera Cruz en la ciudad de San Juan del Río se encuentra un nicho que, en su tapa o memoria hecha en pizarra negra, señala que ahí descansan los restos del señor Ramón Bueno, quien falleció el 18 de mayo de 1916, curiosísimo dato resultó el darnos cuenta de que importante personaje fue para el desarrollo económico de Querétaro. Se trata nada más y nada menos que del fundador de la Compañía Hidroeléctrica Queretana, empresa que daría la luz a la ciudad capital del estado.

Desde finales del siglo XIX, precisamente en el año 1898, nació la inquietud de aprovechar las aguas del río San Juan para generar energía eléctrica, proyectando para ello edificar una presa en inmediaciones del pueblo de Tequisquiapan. La presa en efecto se edificó. Inició su construcción en mayo de 1909 y se terminó en julio de 1910. Recibió el nombre de Presa Centenario y fue inaugurada el 12 de septiembre de 1910 por el gobernador Francisco González de Cosío (quien era también uno de los principales accionistas de la empresa) como una de las obras conmemorativas en el marco del centenario de la Independencia de México. Eran tiempos del porfiriato.

Delante de esta presa se seguían recolectando las aguas de los manantiales que emanaban de la misma Tequisquiapan, avanzaba el agua hacia la presa Paso de Tablas hasta encontrarse con el canal Juan B. Alcocer, para seguir por el Túnel de los Balcones y posteriormente por El Canal, continuando por un acueducto hasta llegar a Las Rosas, comunidad ubicada en el municipio de Ezequiel Montes. Fue precisamente en Las Rosas donde se instaló, hacia 1906, la planta de la Compañía Hidroeléctrica Queretana, S. A.

En junio de 1903, se firmó la escritura de la empresa ante el notario público Carlos M. Esquivel, teniendo como fundador al señor Ramón Bueno Fernández, entre una veintena de socios queretanos. Al año siguiente se determinó el sitio de caída de agua y final de las obras, el conocido entonces como “Paso de las Rosas”.

En aquella época solo algunas casas de la ciudad de Querétaro contaban con energía eléctrica, la cual obtenían de una máquina de vapor, a razón de esta necesidad es que surgió la Compañía Hidroeléctrica Queretana, que fue considerada como uno de los más imponentes ejemplos de ingeniería moderna en México en su época y que el mismo 12 de septiembre de 1910 logró hacer llegar electricidad a una subestación en La Valla (San Juan del Río), de ahí a El Colorado y finalmente a la planta receptora en la ciudad Santiago de Querétaro logrando encender cien luminarias de calles principales.

La hidroeléctrica era controlada enteramente por industriales y comerciantes de Querétaro, por esta razón fue motivo de orgullo entre los queretanos hasta que en el año 1922 pasó a manos extranjeras.

Francisco Bueno Fernández nació el 11 de octubre de 1858 en Pimiango, un poblado en el concejo de Ribadedeva, Principado de Asturias, España. Llegó en 1884 a México como inmigrante junto con sus padres y hermanos; tenía 26 años de edad y se dedicaba al comercio. No sabemos porque fue enterrado en San Juan del Río. Existen varias posibilidades: pudo haber radicado en la ciudad; pudo haberle sorprendido una muerte que requería inmediata sepultura; pudo haber sido trasladado a este cementerio posteriormente, etc. Lo único cierto es que los despojos de este importante personaje permanecen a perpetuidad en este panteón que es monumento histórico de la nación mexicana, una joya de Querétaro.

En la capilla de paso o tránsito que está dentro del panteón de la Santa Vera Cruz en la ciudad de San Juan del Río se encuentra un nicho que, en su tapa o memoria hecha en pizarra negra, señala que ahí descansan los restos del señor Ramón Bueno, quien falleció el 18 de mayo de 1916, curiosísimo dato resultó el darnos cuenta de que importante personaje fue para el desarrollo económico de Querétaro. Se trata nada más y nada menos que del fundador de la Compañía Hidroeléctrica Queretana, empresa que daría la luz a la ciudad capital del estado.

Desde finales del siglo XIX, precisamente en el año 1898, nació la inquietud de aprovechar las aguas del río San Juan para generar energía eléctrica, proyectando para ello edificar una presa en inmediaciones del pueblo de Tequisquiapan. La presa en efecto se edificó. Inició su construcción en mayo de 1909 y se terminó en julio de 1910. Recibió el nombre de Presa Centenario y fue inaugurada el 12 de septiembre de 1910 por el gobernador Francisco González de Cosío (quien era también uno de los principales accionistas de la empresa) como una de las obras conmemorativas en el marco del centenario de la Independencia de México. Eran tiempos del porfiriato.

Delante de esta presa se seguían recolectando las aguas de los manantiales que emanaban de la misma Tequisquiapan, avanzaba el agua hacia la presa Paso de Tablas hasta encontrarse con el canal Juan B. Alcocer, para seguir por el Túnel de los Balcones y posteriormente por El Canal, continuando por un acueducto hasta llegar a Las Rosas, comunidad ubicada en el municipio de Ezequiel Montes. Fue precisamente en Las Rosas donde se instaló, hacia 1906, la planta de la Compañía Hidroeléctrica Queretana, S. A.

En junio de 1903, se firmó la escritura de la empresa ante el notario público Carlos M. Esquivel, teniendo como fundador al señor Ramón Bueno Fernández, entre una veintena de socios queretanos. Al año siguiente se determinó el sitio de caída de agua y final de las obras, el conocido entonces como “Paso de las Rosas”.

En aquella época solo algunas casas de la ciudad de Querétaro contaban con energía eléctrica, la cual obtenían de una máquina de vapor, a razón de esta necesidad es que surgió la Compañía Hidroeléctrica Queretana, que fue considerada como uno de los más imponentes ejemplos de ingeniería moderna en México en su época y que el mismo 12 de septiembre de 1910 logró hacer llegar electricidad a una subestación en La Valla (San Juan del Río), de ahí a El Colorado y finalmente a la planta receptora en la ciudad Santiago de Querétaro logrando encender cien luminarias de calles principales.

La hidroeléctrica era controlada enteramente por industriales y comerciantes de Querétaro, por esta razón fue motivo de orgullo entre los queretanos hasta que en el año 1922 pasó a manos extranjeras.

Francisco Bueno Fernández nació el 11 de octubre de 1858 en Pimiango, un poblado en el concejo de Ribadedeva, Principado de Asturias, España. Llegó en 1884 a México como inmigrante junto con sus padres y hermanos; tenía 26 años de edad y se dedicaba al comercio. No sabemos porque fue enterrado en San Juan del Río. Existen varias posibilidades: pudo haber radicado en la ciudad; pudo haberle sorprendido una muerte que requería inmediata sepultura; pudo haber sido trasladado a este cementerio posteriormente, etc. Lo único cierto es que los despojos de este importante personaje permanecen a perpetuidad en este panteón que es monumento histórico de la nación mexicana, una joya de Querétaro.