PRIMER ACTO. IMPUNIDAD. La impunidad es una de las razones históricas de la descomposición social de nuestro país. En última instancia, las amplias probabilidades de que no existan consecuencias por la comisión de actos ilícitos es un elemento que incita a ellos. Si solamente 2 de cada 100 delitos se castigan, pues entonces los beneficios valen el escasísimo riesgo. Además, dadas las lamentables condiciones sociales que prevalecen en nuestro país, millones de personas tienen poco que perder y algo que ganar. Así entonces, desafortunadamente, el delito se ha convertido en una inversión rentable de bajo riesgo. Y el espectro de las no consecuencias va de la decapitación al agravio a un oficial de policía. En ambos casos, las posibilidades de ser detenido, presentado, indiciado, procesado y sancionado son escasísimas. Lo probable es que no pase nada. Por ello, es de aplaudirse la determinación de Mauricio Kuri en cuanto a que en Querétaro se castigará a quienes infrinjan las leyes. Para avanzar hay que tomar el camino correcto.
SEGUNDO ACTO. CORRUPCIÓN. Y la corrupción sigue siendo nuestro talón de Aquiles. En este sentido, para Querétaro sería muy sano que de una vez por todas se rompiera la inercia del no pasó nada. Reza el refrán que en arca abierta hasta el justo peca, y en los dineros públicos la apertura del arca consiste precisamente en que no haya consecuencias por meterle el popote al erario. En la actualidad existen una serie de instrumentos que nos brinda la tecnología que permiten conocer en tiempo real la mayoría de los acontecimientos, intercambiar información y opiniones, ver y oír a todos, corroborar información y cruzar bases de datos, con todo ello lo menos que esperamos los ciudadanos es eficacia en el combate a la corrupción. Por eso, sin menoscabo de que se castigue a los que han abusado, sería muy importante lograr un sistema de detección oportuna de los cochupos para detenerlos y sancionarlos de inmediato, sin tener que esperar a la alternancia o bien al cambio de poderes.
TERCER ACTO. ESENCIA REPUBLICANA. México es una República. Esto implica que se divida el ejercicio del poder público en tres poderes o funciones para evitar su perniciosa concentración en uno o pocos, así como para crear un sistema de pesos y contrapesos que haga efectivo el trabajo gubernamental. La esencia republicana es una cualidad de nuestro sistema de gobierno que no debe depender del estado de ánimo de persona alguna. De ahí que resulte extraño que el Presidente López Obrador se abstenga de asistir a la sesión legislativa de entrega de la medalla “Belisario Domínguez” en el Senado de la República aduciendo una supuesta defensa de la investidura presidencial, cuando es evidente que se trata de una cuestión de índole personal.
TRAS BAMBALINAS. MAL MONREAL. Y peor aún Ricardo Monreal justificándolo. Como legislador más que a los caprichos de su jefe de facto debería defender la dignidad parlamentaria.
Notario Público 19 de Querétaro.