/ jueves 7 de noviembre de 2024

El toque femenino / Las mujeres del proceso

Las abuelas son sabias, sus pláticas están llenas de experiencia y esa experiencia en muchos casos la comparten a través de dichos populares, en mi caso mi abuela materna tenía un montón de frases muy poderosas, llenas de verdad y en algunos casos hasta crueles, justamente una que se me hacia bastante dura era la que soltaba cuando salía a la conversación alguna mujer inmersa en un noviazgo que parecía eterno, convertida en la fiel compañera de su pareja durante los años en que este aún no quería o no podía comprometerse y formar una familia, porque aún era estudiante y atravesaba el proceso de convertirse en un hombre integrado al mundo laboral, capaz de generar un patrimonio y ser un proveedor por lo tanto les tocaba vivir juntos momentos complicados, de carencias, de trabajo duro y de sueños en ciernes, en los que el apoyo moral y a veces económico de la mujer era fundamental para fortalecerlo en su camino de crecimiento y cimentación del futuro.

Esa frase que me caía tan mal era “Novia de estudiante, jamás esposa de profesionista” palabras que desde el punto de vista de madres y abuelas conservadoras de la década de los 70, cuando generalmente las mujeres se preparaban y esperaban solo el momento de casarse y en el caso de que alguna decidiera estudiar algo lo hacía solo como decían en ese tiempo: “mientras me caso” las famosas carreras M.M.C

Por lo tanto implicaba que la mujer, motivo de su crítica mordaz, era una víctima usada por su novio como un puente mientras estaba en construcción, que solo le hacía perder su tiempo y mejores años de vida durante su proceso de crecimiento y después de una relación muy larga terminaría el noviazgo para hacer rápidamente lo que postergó durante años y en cuestión de meses comprometerse, casarse y formar una familia con una mujer casi desconocida que realmente le pareciera estaba a su nivel, quizá más bella, más joven o de un mejor nivel social, dejando de lado a la otra mujer a la que lo acompañó en las malas pero ya no le pareció suficiente y se niega a compartir con ella en las buenas.

Hoy y siempre han existido mujeres que efectivamente apoyan a su pareja para que logre sus objetivos, sus sueños y en muchos casos esas mujeres llamadas del proceso ya están casadas con ese hombre al que deciden acompañar e impulsar dejando de lado su vocación y profesión para dedicarse en cuerpo y alma a su esposo y a su familia no olvidemos que aún en el caso de estar casados nada garantiza que ese matrimonio dure para siempre, por eso es que es importante que las mujeres no nos ceguemos por amor y dejemos de lado nuestros sueños y crecimiento personal , recordemos que no solo somos novias, esposas o compañeras, somos entes individuales y somos las únicas responsables de cuidarnos y velar por nuestro bienestar, cuántas amas de casa conoces que se convirtieron en el brazo derecho de su esposo y fueron piezas fundamentales para que el lograra su crecimiento profesional y laboral y al momento de cosechar lo sembrado por ambos, reciben un portazo en la cara, son abandonadas y en muchos casos en las audiencias de divorcio escuchamos a hombres muy orondos diciendo “no me parece justo darle la mitad de los bienes generados durante el matrimonio porque ella no trabajaba, el único que trabajo fui yo y por lo tanto todo es mío”

Me tocó conocer el caso de una mujer que evitaba cualquier gasto superfluo para que su esposo ahorrara para comprar su carro y después la casa, cuando las finanzas lo permitieran, a medida que el fuera escalando a mejores puestos en su trabajo, evitaba darle problemas o causarle preocupaciones pues él estaba muy ocupado pero en cuanto él alcanzó el máximo puesto en su trabajo se dedicó a gastar lo ahorrado y las nuevas entradas económicas con otras mujeres y disfrutar de la vida con ellas, al final la dejó sola y sin nada por que le pareció que no era suficiente para un flamante ”nuevo” director de empresa.


Por ese motivo hay que trabajar por concretar sueños, si, los nuestros y porque somos nosotras las que nos acompañaremos durante toda nuestra vida es magnífico ser las mujeres de nuestro propio proceso y así convertirnos en Las Mujeres del Progreso.