Hay quienes dicen que tiempos pasados fueron mejores, yo diría que todos los momentos tienen su magia especial, lo importante es hacernos amigos del cambio y abrazarlo.
Hace unos días platicando con mi adorada hija Vaitiare, me contó que uno de los festejos por su cumple sería en el concierto de una banda famosa en la década de los 2000 llamada Blink 182, con Mirelle, una de sus mejores amigas de toda la vida que la sorprendió con ese detalle.
Desde el momento en que comenzó a platicar sobre su próxima aventura se enfrentó a la brecha generacional pues por más que platicaba emocionada a sus primas, con las cuales tiene al menos 12 años de distancia, lo mágico que era ese grupo y sus maravillosas canciones, ellas solo decían que no tenían idea de esa agrupación, menos de su música y juguetonas le decían que era su banda mundialmente desconocida y que cero se les antojaba ese concierto, por lo que ella un poco en broma y un poco en serio les hizo notar su ignorancia musical.
Por fin llegó el sábado del tan ansiado concierto y la esperada “date” de amigas que rondando los treinta y tantos recuerdan como si fuera ayer que hace más de una década no podían faltar ni en sus cd ́s ni en sus recientes iPods, las canciones de sus artistas favoritos, entre ellos las llamadas Boy Bands extranjeras, como Backstreet Boys, NSYNC o New Kids on the Block, que ocupaban un lugar especial en el corazón de sus fieles fanáticas.
Esa tarde en un enorme foro lleno de luces, con otra edad y desde otra perspectiva de la vida, quienes fueran adolescentes se unieron en una sola voz cantando las canciones que les hicieran felices en otra etapa de su vida, con la diferencia de que a este concierto en el que el paso del tiempo mostró su huella en todos los asistentes incluso en los cantantes que ahora presentan menos cabello y cambios propios de la edad o de alguna enfermedad, muchos acudieron en familia, incluyendo hijos pequeños que se unieron al canto masivo de su icónica canción “All the small things” iluminado por las lámparas de sus celulares en un concierto donde los clásicos vasos de cerveza contrastaba con biberones del nuevo público infantil, en el que la alegría y adrenalina fueron generosas anfitrionas
Pues si, el cambio es real, y si antes cuando rondaban por los quince o veintitantos años, su cuerpo estaba acostumbrado a desvelarse y cantar a todo pulmón hasta el amanecer ahora con los años sumados a la vida y a pesar de disfrutar mucho del concierto, supongo que en la mente de más de uno de los ahí presentes, rondaba de vez en cuando la imagen de su cómoda cama esperándolos para arrojarse a ella inmediatamente después de llegar a su hogar dulce hogar pues la pila ya no da para tanto y las desveladas y fiesta hasta morir ya no son prioridad.
Ese concierto del recuerdo, como muchos más de otros géneros y de otras épocas reúnen a miles de almas que coinciden a través de canciones que formaron parte de vivencias especiales dignas de mantener en su memoria y que con solo escuchar los acordes de una melodía, regresan en cascada para comprobar que a través de la música permanecen intactas personas. momentos, recuerdos y hasta olores y que es capaz de llevarnos de paseo por el tiempo con su magia.
Que bueno y que importante es tener mejores amigos y mejores amigas con los que al menos por unas horas ese tiempo parece no haber pasado y a pesar de los cambios y a pesar de las responsabilidades adquiridas se pueden revivir por un rato etapas gratas, esos cómplices de vida que siempre encuentran el momento para darnos el mejor regalo que cualquier persona puede ofrecer, un pedacito de su tiempo, de ese que no regresa y que bien gastado y compartido sabe a gloria y refrenda intacto el valor de la amistad.
La vida está llena de sorpresas, la clave radica en adaptarse y fluir con las nuevas circunstancias, como estas dos mosqueteras que 20 años después cambiaron los tacones altos por unos cómodos tenis blancos para poder brincar a gusto al ritmo de la música en una tarde de cumpleaños muy especial!!