/ viernes 30 de agosto de 2024

Expediente Q / Expectación


La nueva legislatura en México en 2024 llega en un contexto de enormes desafíos y expectativas, pero también de desconfianza y escepticismo y es que las mayorías nunca serán buenas, ya lo vivimos con el PRI y PAN y ahora nos toca Morena.

La nueva legislatura promete mucho, como suele ser el caso en periodos de transición política.

Sin embargo, la distancia entre las promesas de campaña y la implementación efectiva de políticas en bienestar de los mexicanos es lejana.

Los ciudadanos han visto cómo reformas cruciales se quedan en el papel o se implementan de manera deficiente, erosionando la confianza en las instituciones. La pregunta no es solo si la legislatura podrá aprobar reformas importantes, sino si estas reformas tendrán un impacto real y positivo en la vida cotidiana.

La inseguridad es un problema que ha sobrepasado a los últimos gobiernos, y no hay indicios claros de que la nueva legislatura tenga las herramientas o la voluntad para enfrentar de manera efectiva a la delincuencia organizada.

La relación entre el Legislativo y el Ejecutivo en México es siempre un tema delicado, porque normalmente donde el presidente en turno sigue teniendo un peso político considerable, la independencia del Congreso es cuestionable.

En lugar de un contrapeso efectivo, podría convertirse en un mero instrumento de validación de las políticas del Ejecutivo, limitando la capacidad de generar un debate democrático robusto y plural.

La realidad nos atrapará y la legislatura de 2024 no será la excepción si no logra enfrentar los problemas con una visión de largo plazo y un enfoque centrado en el bien común, más allá de los intereses partidistas y electorales.

La paciencia de los ciudadanos no es infinita, y la incapacidad de responder a sus demandas podría alimentar aún más el descontento y la desafección política.

Senadores y diputados tienen en sus manos el regreso de la confianza de los ciudadanos en el sistema político que, a ojos de muchos, está estancado y desconectado de las realidades del país.

DE REBOTE

No me lo va a creer pero varios presidentes municipales electos, que apenas rendirán protesta de ley andan ya repartiendo sus municipios para el bien de los ciudadanos, no vaya usted a pensar otra cosa.




La nueva legislatura en México en 2024 llega en un contexto de enormes desafíos y expectativas, pero también de desconfianza y escepticismo y es que las mayorías nunca serán buenas, ya lo vivimos con el PRI y PAN y ahora nos toca Morena.

La nueva legislatura promete mucho, como suele ser el caso en periodos de transición política.

Sin embargo, la distancia entre las promesas de campaña y la implementación efectiva de políticas en bienestar de los mexicanos es lejana.

Los ciudadanos han visto cómo reformas cruciales se quedan en el papel o se implementan de manera deficiente, erosionando la confianza en las instituciones. La pregunta no es solo si la legislatura podrá aprobar reformas importantes, sino si estas reformas tendrán un impacto real y positivo en la vida cotidiana.

La inseguridad es un problema que ha sobrepasado a los últimos gobiernos, y no hay indicios claros de que la nueva legislatura tenga las herramientas o la voluntad para enfrentar de manera efectiva a la delincuencia organizada.

La relación entre el Legislativo y el Ejecutivo en México es siempre un tema delicado, porque normalmente donde el presidente en turno sigue teniendo un peso político considerable, la independencia del Congreso es cuestionable.

En lugar de un contrapeso efectivo, podría convertirse en un mero instrumento de validación de las políticas del Ejecutivo, limitando la capacidad de generar un debate democrático robusto y plural.

La realidad nos atrapará y la legislatura de 2024 no será la excepción si no logra enfrentar los problemas con una visión de largo plazo y un enfoque centrado en el bien común, más allá de los intereses partidistas y electorales.

La paciencia de los ciudadanos no es infinita, y la incapacidad de responder a sus demandas podría alimentar aún más el descontento y la desafección política.

Senadores y diputados tienen en sus manos el regreso de la confianza de los ciudadanos en el sistema político que, a ojos de muchos, está estancado y desconectado de las realidades del país.

DE REBOTE

No me lo va a creer pero varios presidentes municipales electos, que apenas rendirán protesta de ley andan ya repartiendo sus municipios para el bien de los ciudadanos, no vaya usted a pensar otra cosa.



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