Nos acercamos a la recta final del proceso electoral presidencial en Estados Unidos, donde parece que los acontecimientos pasan tan rápido que se nos olvida que hace casi un mes el candidato republicano, el expresidente Trump, fue víctima de un atentado del cual se salvó por una milésima de segundo en que movió la cabeza. Nos olvidamos rápidamente que el presidente Biden, acertadamente, se bajó de la contienda para dejar el paso a su vicepresidenta, Kamala Harris, quien, aunque no ha sido la convención demócrata, ya tiene el apoyo de la mayoría de las bases de este partido para ser la candidata oficial.
Harris y Trump se baten en un duelo de campañas en los estados clave y, además, tienen de frente en los próximos 88 días la complejidad del voto hispano, la situación de la economía, la educación y el coste de la salud, que son los temas prioritarios del segundo grupo de votantes más numeroso del país.
La elección presidencial de los Estados Unidos, por muchas razones, será como subirse a una montaña rusa, y no solamente por los constantes ataques del expresidente Trump contra la vicepresidenta Kamala Harris. Quienes sigan de cerca la cobertura mediática, los pronósticos y las apuestas en torno al martes 5 de noviembre se irán moviendo, y esto aún puede modificar el resultado que con Biden como candidato se esperaba.
Los demócratas pasaron de alucinar literalmente con su candidatura a un nuevo entusiasmo por la vicepresidenta Kamala Harris como su sustituta. Nadie esperaba un intento de asesinato contra el expresidente Trump, un acontecimiento que unificó a los republicanos en torno a él y que tiene a muchos en su partido mostrando una especie de reverencia divina por su experiencia cercana a la muerte.
Así que no sabemos qué ocurrirá específicamente en los próximos 88 días hasta la jornada electoral del 5 de noviembre, o qué podría venir después, cuando se ponga en marcha el singular proceso del Colegio Electoral del país. Pero tenemos una idea de lo que cabe esperar:
Las campañas se centrarán en conseguir el voto en los pocos estados disputados clave que creen que están en juego. En 2020, Biden ganó cinco estados que Trump ganó en 2016. Esos estados —Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin— podrían volver a ser el centro de atención en 2024, cuando Harris, que cumple 60 años en octubre, se enfrente a Trump. Recordando que la mayoría de los estadounidenses, casi el 70%, votó anticipadamente o por correo en 2020, según cifras del censo, aunque esa cifra se vio afectada por la pandemia de Covid-19.
