/ martes 24 de septiembre de 2024

La voz de la IP / Cohesión social: el gran desafío empresarial


En un México donde el sector empresarial se encuentra en una transformación constante, la cohesión social se perfila como un desafío crucial para garantizar un crecimiento económico sostenible y equitativo. El rol del sector empresarial va más allá de la creación de empleos, de su voluntad de inversión o reinversión y del aprovechamiento de las oportunidades que traen consigo las empresas extranjeras que eligen nuestro país como destino de relocalización. Las empresas florecen trabajando en un entorno donde la confianza en el Estado de Derecho y la cohesión social son fundamentales para asegurar un crecimiento sostenible. El último reporte del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) subraya la importancia de un entorno estable y justo para que las empresas sigan atrayendo inversiones.

En los últimos tiempos, es el Estado de Derecho uno de los factores que generan más incertidumbre en los mercados internacionales. Con la reciente reforma al poder judicial se han despertado inquietudes entre inversionistas tanto nacionales como extranjeros. Las reformas propuestas por el ejecutivo federal, entre otras la del Poder Judicial -que busca cambiar la manera en que se eligen jueces – y otras relacionadas con la intervención a los organismos autónomos hasta el grado de desaparecerlos, han generado preocupación en el sector empresarial. Y no es para menos. La politización del sistema judicial puede poner en riesgo la seguridad jurídica que requieren las inversiones a largo plazo, especialmente en sectores clave como el energético y las telecomunicaciones. Para evitar que esto afecte la estabilidad económica del país, es necesario que el gobierno federal se abra al diálogo con las empresas, con el objetivo de construir marcos regulatorios que generen confianza y viabilidad a los sectores productivos.

Cierto es que ha habido oportunidades en el país generadas por el nearshoring. Querétaro ha sido un excepcional destino de inversión y reinversión extranjera, y en gran medida lo es por sus calificaciones como el haber obtenido, por tercer año consecutivo, el primer lugar en el Índice de Estado de Derecho, elaborado por World Justice Project, consolidando su posición como un centro clave de manufactura y tecnología.

No obstante, se nos plantea un reto: ¿cómo aseguramos que los beneficios de esta inversión no se queden en unas pocas manos? Las empresas tienen la responsabilidad de garantizar que las comunidades cercanas a sus operaciones reciban los frutos del progreso. La cohesión social, como he escrito al principio, es el desafío que nos involucra a todos, incluyendo a las empresas. Ahora más que nunca, necesitamos que el éxito económico sea inclusivo, entendiendo que no hay crecimiento sostenible de la empresa sin mejorar sustancialmente a las comunidades que la rodean; sin generar desarrollo para todos sus grupos de interés y esos incluyen a sus colaboradores y sus familias, sus usuarios o clientes, sus proveedores y muchos más. Esto significa invertir en educación, promover empleos dignos y establecer políticas inclusivas que fortalezcan el tejido social, cerrando las brechas de desigualdad.

En COPARMEX sabemos que el destino es fortalecer en igual medida el desarrollo económico y el social en nuestro país, y para ello contamos con el Modelo de Desarrollo Inclusivo (MDI) que nos guía de manera estratégica para “que nadie se quede fuera”

Querétaro, al ser un punto estratégico de desarrollo industrial, tiene la oportunidad de convertirse en un ejemplo para el resto del país. Las empresas que operan aquí pueden liderar un cambio hacia una economía más humana y equitativa, donde el éxito de los negocios esté ligado al bienestar de las personas.

En este escenario, el verdadero desafío empresarial radica en ser agentes de cambio. Las empresas que logren integrar la cohesión social como parte de su estrategia no solo tendrán éxito económico, sino que también contribuirán al fortalecimiento de un México más justo y unido. En definitiva, la cohesión social no es solo un ideal, es un requisito para mantener la competitividad en el escenario global y el único camino hacia un futuro próspero y sostenible.


*Presidenta Coparmex-Querétaro


En un México donde el sector empresarial se encuentra en una transformación constante, la cohesión social se perfila como un desafío crucial para garantizar un crecimiento económico sostenible y equitativo. El rol del sector empresarial va más allá de la creación de empleos, de su voluntad de inversión o reinversión y del aprovechamiento de las oportunidades que traen consigo las empresas extranjeras que eligen nuestro país como destino de relocalización. Las empresas florecen trabajando en un entorno donde la confianza en el Estado de Derecho y la cohesión social son fundamentales para asegurar un crecimiento sostenible. El último reporte del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) subraya la importancia de un entorno estable y justo para que las empresas sigan atrayendo inversiones.

En los últimos tiempos, es el Estado de Derecho uno de los factores que generan más incertidumbre en los mercados internacionales. Con la reciente reforma al poder judicial se han despertado inquietudes entre inversionistas tanto nacionales como extranjeros. Las reformas propuestas por el ejecutivo federal, entre otras la del Poder Judicial -que busca cambiar la manera en que se eligen jueces – y otras relacionadas con la intervención a los organismos autónomos hasta el grado de desaparecerlos, han generado preocupación en el sector empresarial. Y no es para menos. La politización del sistema judicial puede poner en riesgo la seguridad jurídica que requieren las inversiones a largo plazo, especialmente en sectores clave como el energético y las telecomunicaciones. Para evitar que esto afecte la estabilidad económica del país, es necesario que el gobierno federal se abra al diálogo con las empresas, con el objetivo de construir marcos regulatorios que generen confianza y viabilidad a los sectores productivos.

Cierto es que ha habido oportunidades en el país generadas por el nearshoring. Querétaro ha sido un excepcional destino de inversión y reinversión extranjera, y en gran medida lo es por sus calificaciones como el haber obtenido, por tercer año consecutivo, el primer lugar en el Índice de Estado de Derecho, elaborado por World Justice Project, consolidando su posición como un centro clave de manufactura y tecnología.

No obstante, se nos plantea un reto: ¿cómo aseguramos que los beneficios de esta inversión no se queden en unas pocas manos? Las empresas tienen la responsabilidad de garantizar que las comunidades cercanas a sus operaciones reciban los frutos del progreso. La cohesión social, como he escrito al principio, es el desafío que nos involucra a todos, incluyendo a las empresas. Ahora más que nunca, necesitamos que el éxito económico sea inclusivo, entendiendo que no hay crecimiento sostenible de la empresa sin mejorar sustancialmente a las comunidades que la rodean; sin generar desarrollo para todos sus grupos de interés y esos incluyen a sus colaboradores y sus familias, sus usuarios o clientes, sus proveedores y muchos más. Esto significa invertir en educación, promover empleos dignos y establecer políticas inclusivas que fortalezcan el tejido social, cerrando las brechas de desigualdad.

En COPARMEX sabemos que el destino es fortalecer en igual medida el desarrollo económico y el social en nuestro país, y para ello contamos con el Modelo de Desarrollo Inclusivo (MDI) que nos guía de manera estratégica para “que nadie se quede fuera”

Querétaro, al ser un punto estratégico de desarrollo industrial, tiene la oportunidad de convertirse en un ejemplo para el resto del país. Las empresas que operan aquí pueden liderar un cambio hacia una economía más humana y equitativa, donde el éxito de los negocios esté ligado al bienestar de las personas.

En este escenario, el verdadero desafío empresarial radica en ser agentes de cambio. Las empresas que logren integrar la cohesión social como parte de su estrategia no solo tendrán éxito económico, sino que también contribuirán al fortalecimiento de un México más justo y unido. En definitiva, la cohesión social no es solo un ideal, es un requisito para mantener la competitividad en el escenario global y el único camino hacia un futuro próspero y sostenible.


*Presidenta Coparmex-Querétaro