/ sábado 21 de septiembre de 2024

Lo que no nos define / Entre la legitimidad y la realidad


El Parlamento Europeo dio un paso simbólico al reconocer a Edmundo González Urrutia como el presidente legítimo y democráticamente elegido de Venezuela. Sin embargo, a pesar de que se trata de un acto que reafirma su postura ante un régimen que sigue acumulando críticas por violaciones a los derechos humanos, este reconocimiento no parece tener la capacidad de alterar de forma sustancial el panorama político.

El caso venezolano ha sido un campo minado para la diplomacia europea. La experiencia fallida de Juan Guaidó, que también fue reconocido por varias naciones como presidente interino, sigue fresca en la memoria de muchos legisladores. Lo anterior, derivó en que en esta ocasión, los socialistas y liberales europeos optaron por la prudencia, argumentando que un reconocimiento apresurado podría entorpecer cualquier posibilidad de negociación.

Por ello, esta resolución, impulsada por el bloque conservador, tiene un carácter profundamente político. No obliga a los Estados miembros de la Unión Europea a reconocer oficialmente a González Urrutia, lo que lo convierte en un gesto simbólico más que en una directiva vinculante. También, cabe destacar que el texto de la resolución original sufrió varias modificaciones en el camino, incluyendo la eliminación de una cláusula que solicitaba una orden de arresto internacional contra Maduro por crímenes contra la humanidad.

Para González Urrutia, refugiado tras una orden de arresto emitida por el gobierno venezolano, el reconocimiento del Parlamento Europeo es un triunfo moral, pero insuficiente. Por lo que la batalla por el poder en Venezuela está lejos de resolverse. Sin el respaldo de las principales potencias europeas, su camino hacia la toma de posesión, tal como lo sugiere la resolución, parece cada vez más incierto.

A su vez, es preciso indicar que los legisladores también han instado a los gobiernos latinoamericanos a presionar al régimen de Maduro para que acepte los resultados electorales. Sin embargo, es poco probable que este llamado tenga un impacto significativo, dado el apoyo que muchos gobiernos de la región aún brindan a Maduro.

Sin embargo, más allá del plano diplomático, la situación en Venezuela sigue deteriorándose. La represión continúa, con miles de detenidos, entre ellos niños y extranjeros acusados de conspiración. La falta de transparencia en los comicios y la negativa de las autoridades venezolanas a mostrar las actas electorales han generado una creciente desconfianza en la comunidad internacional. Mientras tanto, las condiciones en el país no mejoran y se advierte de un nuevo éxodo migratorio si no se restablece la democracia.

No cabe duda que la resolución del Parlamento Europeo no cambia la realidad sobre la situación en Venezuela, pero sí envía un mensaje claro: la comunidad internacional no ha olvidado al pueblo venezolano, aunque la solución al conflicto sigue siendo incierta. González Urrutia ha ganado una batalla política en Europa, pero el embate por el poder en su país aún está en juego.

¿O será la legitimidad lo que no nos define?