México es un país de muchas desigualdades, y esto no excluye a los adultos mayores. La realidad de muchos se ve afectada por la informalidad laboral, que abarca al 54.3% de la población económicamente activa, situación que los lleva a enfrentar una vejez sin ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas. Uno de los mayores generadores de estrés financiero en esta etapa es el acceso a servicios de salud, particularmente a los seguros de gastos médicos, que se vuelven prácticamente inalcanzables para muchos.
A medida que las personas envejecen, sus ingresos tienden a disminuir, mientras que sus gastos aumentan. Según estimaciones de Ceballos (2018), los ingresos de los hogares en México suben cerca del 70% entre los 18 y los 52 años y en adelante descienden rápidamente.
Este fenómeno se explica a través de la teoría del ciclo de vida: al envejecer, las capacidades físicas se deterioran, reduciendo los ingresos o, en algunos casos, eliminándolos por completo. Esto crea un problema grave, ya que muchos adultos mayores no pueden costear un seguro de gastos médicos, lo que contribuye a que 2.99 millones de personas de la tercera edad no tengan acceso a servicios de salud.
Incluso quienes pudieron contratar un seguro de gastos médicos en su vida laboral ahora enfrentan obstáculos para mantenerlo, debido a que mientras la edad avanza, los riesgos de salud crecen y el costo del seguro de gastos médicos se vuelve incosteable para muchos. Como resultado, muchas personas mayores se ven desprotegidas, y en el mejor de los casos, sus familiares se ven oblibados a asumir los altos costos de enfermedades y tratamientos.
Ante esta esto, cabe preguntarse cómo podemos garantizar que los adultos mayores, quienes han pagado un seguro de gastos médicos a lo largo de su vida, sigan teniendo acceso a él y cómo evitar que las siguientes generaciones tengan la misma problemática en el futuro. Bajo esta lógica, la diputada Nayeli Arlen Fernández Cruz, del PVEM, propuso una iniciativa para amparar a nuestros adultos mayores, creando el Fondo de Ciclo de Vida que sería financiado con los intereses generados por las primas a lo largo del tiempo. Este fondo ayudaría a reducir el costo de las primas de los adultos mayores de 60 años. Además, la propuesta plantea que las primas para personas de esta edad no puedan aumentar por encima de la inflación general.
La propuesta tiene un enfoque integral: promueve justicia social para aquellos que pagaron por un seguro durante su vida laboral, y a su vez incentiva a los jóvenes a adquirir seguros de gastos médicos con la perspectiva de recibir estos beneficios en el futuro, a través del Fondo.
En el contexto mexicano, de profundas desigualdades e injusticias sistémicas, el Fondo de Ciclo de Vida es una respuesta adecuada y un presedente histórico frente a los desafíos que enfrentan los adultos mayores para acceder a seguros de salud.
Consultor y profesor universitario
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