Conocer el origen de las cosas y hacer conciencia de cada uno de los actos y decisiones que tomamos día a día, estoy segura que nos ayudaría a tener un mundo mejor.
Muchos de nuestros hábitos los hacemos rutinariamente sin que nos cuestionemos todo lo que hay detrás de lo que vemos, comemos e incluso, sentimos.
¿Te has puesto a pensar en todo lo que hay detrás de cada grifo de agua que abres en tu casa? ¿Has pensado en el uso que le das a cada gota que consumes? ¿Has pensado a dónde van a parar esos desechos cada vez que jalas la palanca de tu baño? Preguntas que quizá ni te has hecho y que muchas veces nos nubla el privilegio.
Te comparto algunos datos: 2 mil 200 millones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura; más de 4 mil 200 millones de personas carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura; 297 mil niños menores de cinco años mueren cada año por enfermedades gastrointestinales derivadas de malas condiciones sanitarias o por agua no potable; 2 mil millones de personas viven en países que sufren escasez de agua; el 80% de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas; la agricultura representa el 70% de la extracción mundial del agua; todo lo anterior son datos de la ONU, OMS, FAO y UNICEF.
Bajo este contexto y con todas las noticias e imágenes que vemos en redes sociales de gente desesperada buscando agua en Nuevo León, considero que es momento de tomar acciones al respecto, pues la crisis hídrica ya es una realidad que nos está alcanzando.
Y esto no es trabajo de uno solo, es de conjunto, en donde el gobierno, las empresas y la sociedad en general debemos trabajar para generar soluciones ante tal escenario. Pensar de manera egoísta o a corto plazo puede ser una sentencia de muerte anticipada, no sólo para nosotros, sino para las futuras generaciones.
Es por eso que, desde la parte gubernamental, se deben crear políticas públicas que garanticen la sostenibilidad del agua; desde la empresa y la industria, se necesita crear esquemas sustentables para evitar la sobreexplotación de este recurso y su adecuado manejo y trato y, por la parte de la sociedad, debemos cambiar radicalmente nuestra relación con el vital líquido, siempre con el objetivo claro de ahorrar y cuidar lo más posible este recurso que es fuente de vida y quizás como proponen algunos expertos, pasar de un antropocentrismo a un biocentrismo que ayude reducir el impacto negativo que estamos haciendo a nuestro medio ambiente.
Actuar es urgente, pero basado en la investigación, con datos, con estrategia, para que las posibles soluciones no se conviertan después en los problemas. Hoy más que nunca necesitamos del expertise de los científicos y profesionales en favor de la humanidad y no de los grupos de interés.
El Grupo Intergubernamental de Científicos del Cambio Climático de la ONU, señala que la desertificación provocará la migración forzada de más de 135 millones de personas para el 2045 y la falta de agua afectará a unas 550 millones de personas en todo el mundo, esto, afirman los especialistas, podría agudizar los conflictos sociales en muchas parte del mundo sólo para conseguir un poco de agua.
Es casi una obligación que desde nuestra condición de ciudadanos rompamos paradigmas y replanteemos nuestra relación con el agua, de lo contrario esta crisis no desaparecerá y está claro que esa tarea y responsabilidad también la tienen que asumir políticos y empresarios. Pasemos del ego al eco.
#OpiniónCoparmex