Hace unos días, la presidenta Claudia Sheinbaum visitó la ciudad de Querétaro para dar a conocer el inicio de los trabajos del tren México-Querétaro, el cual tiene proyectado la construcción de tres estaciones, una en Buenavista (Ciudad de México), otra en San Juan del Río y una más en la capital queretana, aunque el gobernador Mauricio Kuri señaló la posibilidad de que haya una más en el aeropuerto de nuestro estado, lo que definitivamente abonará aún más a la competitividad, conectividad y movilidad de este importante polo de atracción de inversiones, tanto nacional como extranjera.
Sabemos que el gobierno federal, tanto en la administración pasada como en la actual, busca impulsar el tren de pasajeros en todo el país, según afirman, con el objetivo de mejorar la movilidad de los pasajeros de una manera eficiente, ágil, segura, a bajo costo y amigable con el medio ambiente.
Como contexto, es importante recordar que el ferrocarril fue una pieza clave en el desarrollo de México durante el Porfiriato, que en ese entonces buscaba impulsar el crecimiento económico del país, especialmente el comercio agrícola y minero. De hecho, fue en ese periodo que se creó Ferrocarriles Nacionales de México. Previo al estallido revolucionario de 1910, México contaba con 20 mil kilómetros de vías férreas. Para 1950, la infraestructura carretera de la época alcanzó la misma longitud que tenían los ferrocarriles. En esos años, México pasó de ser un país mayoritariamente rural a uno urbano, por lo que las necesidades de movilidad se modificaron considerablemente.
A partir de ese entonces se impulsó más el desarrollo de carreteras que la infraestructura férrea. Para los años 80, México ya contaba con 200 mil kilómetros de carreteras, pero las vías de tren se mantuvieron con los mismos 20 mil kilómetros. Este fenómeno, influenciado por el avance del automóvil y el autobús, no fue un hecho exclusivo de México, sino que se registró en varios países del mundo.
En la actualidad, el gobierno busca revitalizar el tren de pasajeros como una solución a los desafíos de movilidad actuales. El impulso de proyectos como el Tren México-Querétaro, el Tren México-Pachuca, el polémico y discutido Tren Maya y el Corredor Transístmico reflejan una estrategia para conectar regiones, impulsar el turismo, el comercio y ofrecer alternativas de transporte más seguras y sustentables que tienen la intención de mejorar la calidad de vida de los usuarios.
En este sentido, se prevé que el tiempo estimado que nos tomaría llegar de la Ciudad de México a la ciudad de Querétaro en tren, sería de una hora con 40 minutos; casi la mitad de lo que nos toma actualmente llegar a nuestra ciudad en carretera, eso sin considerar el tráfico que se puede formar por las constantes obras o accidentes que se registran diariamente.
En la presentación del proyecto se informó que los 225 kilómetros iniciales de recorrido, favorecerá a 6 millones de personas en 22 alcaldías y municipios de la Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo y Querétaro, creando alrededor de 490 mil empleos; además representará un impulso al desarrollo económico de la región.
Sin embargo, para que este plan sea exitoso, es fundamental que haya una planificación rigurosa y detallada. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) resaltó, en su momento, la importancia de que el gobierno federal realice las estimaciones correctas de los costos, aforos, densidad poblacional, seguridad, conectividad, uso principal de las vías, así como el impacto ambiental, tanto los beneficios como las posibles afectaciones, para mitigar riesgos y potenciar ventajas.
Otro punto fundamental será considerar el mantenimiento continuo de la infraestructura y el equipo rodante, pues un servicio ferroviario seguro y eficiente requiere inversiones sostenidas en mantenimiento para evitar deterioros que puedan afectar la seguridad y la calidad del servicio.
Ejemplos de los beneficios de potenciar la red ferroviaria de pasajeros hay muchos, como en Europa, China o Estados Unidos. En los últimos años han crecido las necesidades de movilidad en México, por ello, el tren de pasajeros es una buena alternativa, pero será importante planear con una visión a largo plazo de manera que sea sustentable y sostenible. Esto no sólo fortalecería la economía nacional, sino que también fomentaría la innovación y el desarrollo integral de nuestro país.