/ martes 4 de junio de 2024

Neurona ciudadana | Presidenta


La democracia habló y fue contundente. Claudia Sheinbaum Pardo se convertirá en la primera mujer presidenta de México a partir del próximo 1 de octubre después de haber ganado de manera clara las elecciones de este domingo 2 de junio con más de 30 millones de votos a su favor, después de contabilizar más del 86% de las actas capturadas al momento de escribir esta columna y con una diferencia de dos dígitos con respecto a su rival política Xóchitl Gálvez.

Un hecho por demás histórico, pues después de 200 años del México independiente y de que apenas en 1953 se nos diera la posibilidad de votar a las mujeres, por fin tendremos a una mujer como líder de nuestra política nacional.

Independientemente de las ideologías, filias y fobias, mujeres y hombres debemos reconocer este importante suceso en la historia de nuestro país, especialmente si consideramos lo machista, violento y peligroso que es México para las mujeres, en donde se asesinan a once diariamente.

En su primer discurso, después de conocer las proyecciones del conteo rápido por parte del INE, Sheinbaum Pardo no perdió la oportunidad de reconocer la lucha de miles de mujeres que han construido la historia de nuestro país.

“No llego sola, llegamos todas, con nuestras heroínas que nos dieron patria, nuestras ancestras, nuestras madres, nuestras hijas y nuestras nietas”, dijo en su primer discurso como presidenta virtualmente electa.

Es innegable la emoción que tengo y que veo en muchas mujeres que me rodean, pues creo que en una u otra medida, muchas hemos sido parte de esa lucha por defender los derechos de nosotras y de abrir más espacios y oportunidades para nosotras y qué mejor que sea una presidencia de México. Sin duda será un punto de inspiración para millones de niñas que verán que es posible, para que esto no sea una excepción, sino un hecho normal o común.

Los ciudadanos y ciudadanas debemos exigir que las y los políticos trabajen siempre en beneficio de todos, no obstante, también debemos cuidar mucho los adjetivos o calificativos que vayan dirigidos a la presidenta en los próximos seis años, para evitar que repliquen o perpetúen estereotipos de género, como el hecho de pensar que no va a decidir por ella misma y que recibirá órdenes de alguien más, en este caso, del actual presidente.

Ser la primera presidenta de México rompe muchos paradigmas, el reto será mayúsculo y de gran responsabilidad, pues nuestro país vive circunstancias muy fuertes y difíciles que deben ser atendidas urgentemente, como la salud, la seguridad, el daño al medio ambiente, las desigualdades y brechas económicas entre las y los mexicanos, la violencia en contra de mujeres y niñas, el crimen organizado y un largo etcétera.

Tendrá, como todo parece indicar, mayoría calificada en el Congreso, tanto diputados como senadores, lo que le dará un amplio margen para que sus decisiones se consoliden. Un escenario de riesgo que implica que las y los ciudadanos vigilemos el actuar del poder, pues no podemos dar un cheque en blanco; no por el sólo hecho de ser mujer nos garantiza que vaya a ser una buena presidenta.

Después de este complejo proceso electoral es momento de seguir trabajando para construir ese país que tanto anhelamos y merecemos.

Es hora de que Claudia Sehinbaum demuestre capacidad y talento para guiar a nuestro país por el sinuoso camino de la reconciliación y el reencuentro, es la hora de demostrar el talento femenino desde el palacio nacional.


*Presidenta de la Comisión de Bienestar e Inclusión Social de Coparmex Nacional



La democracia habló y fue contundente. Claudia Sheinbaum Pardo se convertirá en la primera mujer presidenta de México a partir del próximo 1 de octubre después de haber ganado de manera clara las elecciones de este domingo 2 de junio con más de 30 millones de votos a su favor, después de contabilizar más del 86% de las actas capturadas al momento de escribir esta columna y con una diferencia de dos dígitos con respecto a su rival política Xóchitl Gálvez.

Un hecho por demás histórico, pues después de 200 años del México independiente y de que apenas en 1953 se nos diera la posibilidad de votar a las mujeres, por fin tendremos a una mujer como líder de nuestra política nacional.

Independientemente de las ideologías, filias y fobias, mujeres y hombres debemos reconocer este importante suceso en la historia de nuestro país, especialmente si consideramos lo machista, violento y peligroso que es México para las mujeres, en donde se asesinan a once diariamente.

En su primer discurso, después de conocer las proyecciones del conteo rápido por parte del INE, Sheinbaum Pardo no perdió la oportunidad de reconocer la lucha de miles de mujeres que han construido la historia de nuestro país.

“No llego sola, llegamos todas, con nuestras heroínas que nos dieron patria, nuestras ancestras, nuestras madres, nuestras hijas y nuestras nietas”, dijo en su primer discurso como presidenta virtualmente electa.

Es innegable la emoción que tengo y que veo en muchas mujeres que me rodean, pues creo que en una u otra medida, muchas hemos sido parte de esa lucha por defender los derechos de nosotras y de abrir más espacios y oportunidades para nosotras y qué mejor que sea una presidencia de México. Sin duda será un punto de inspiración para millones de niñas que verán que es posible, para que esto no sea una excepción, sino un hecho normal o común.

Los ciudadanos y ciudadanas debemos exigir que las y los políticos trabajen siempre en beneficio de todos, no obstante, también debemos cuidar mucho los adjetivos o calificativos que vayan dirigidos a la presidenta en los próximos seis años, para evitar que repliquen o perpetúen estereotipos de género, como el hecho de pensar que no va a decidir por ella misma y que recibirá órdenes de alguien más, en este caso, del actual presidente.

Ser la primera presidenta de México rompe muchos paradigmas, el reto será mayúsculo y de gran responsabilidad, pues nuestro país vive circunstancias muy fuertes y difíciles que deben ser atendidas urgentemente, como la salud, la seguridad, el daño al medio ambiente, las desigualdades y brechas económicas entre las y los mexicanos, la violencia en contra de mujeres y niñas, el crimen organizado y un largo etcétera.

Tendrá, como todo parece indicar, mayoría calificada en el Congreso, tanto diputados como senadores, lo que le dará un amplio margen para que sus decisiones se consoliden. Un escenario de riesgo que implica que las y los ciudadanos vigilemos el actuar del poder, pues no podemos dar un cheque en blanco; no por el sólo hecho de ser mujer nos garantiza que vaya a ser una buena presidenta.

Después de este complejo proceso electoral es momento de seguir trabajando para construir ese país que tanto anhelamos y merecemos.

Es hora de que Claudia Sehinbaum demuestre capacidad y talento para guiar a nuestro país por el sinuoso camino de la reconciliación y el reencuentro, es la hora de demostrar el talento femenino desde el palacio nacional.


*Presidenta de la Comisión de Bienestar e Inclusión Social de Coparmex Nacional