México está ante un momento histórico: Claudia Sheinbaum ha asumido la presidencia, marcando un hito como la primera mujer en dirigir el país.
En su campaña prometió continuar y profundizar las políticas sociales de AMLO y ahora comienza el desafío de convertir sus promesas en hechos tangibles. La tarea no se ve fácil. Los vientos globales, las tensiones internas y las demandas de una sociedad en transformación exigirán un liderazgo claro y eficaz para atender una agenda cargada de retos:
1. Seguridad: Combatiendo la violencia desde las raíces
Uno de los retos más persistentes y visibles en México es la violencia ligada al crimen organizado. Los datos no son alentadores. Durante la administración de López Obrador se cometieron 200 mil homicidios dolosos lo que representó duplicar las fatalidades de la administración del Presidente Calderón y que hace a nuestro país hoy uno de los países con las tasas de homicidio más altas del mundo.
La militarización de la seguridad pública bajo la administración anterior no ha producido los resultados esperados. Si Sheinbaum desea romper con este ciclo, deberá replantear la estrategia de seguridad, invirtiendo más en prevención, fortaleciendo las instituciones judiciales y apostando por una profunda reforma policial. Además, debe abordar los factores estructurales que alimentan la violencia, como la desigualdad y la falta de oportunidades, especialmente en las zonas más afectadas.
2. Desigualdad económica: Inclusión en el crecimiento
Aunque México es la decimoquinta economía más grande del mundo, la brecha entre ricos y pobres sigue siendo abismal. Según datos del Banco Mundial, el 10% más rico de la población concentra el 60% de la riqueza nacional.
Para que Sheinbaum logre un crecimiento económico inclusivo, será esencial consolidar políticas que promuevan la redistribución efectiva. Esto podría incluir una reforma fiscal progresiva que aumente los ingresos del Estado, con énfasis en la formalización laboral, apoyos a las pequeñas y medianas empresas, y un mayor impulso a sectores emergentes, como la tecnología y las energías limpias.
3. Cambio climático: Aprovechando el potencial verde de México
México es extremadamente vulnerable al cambio climático, como lo demostró Otis en Acapulco y lo están reiterando la creciente frecuencia de huracanes y sequías. Sin embargo, el país también cuenta con un enorme potencial para la transición a energías limpias. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), México tiene capacidad para generar hasta el 70% de su electricidad a partir de fuentes renovables .
La presidencia de Sheinbaum debe priorizar la expansión de estas capacidades, especialmente en energía solar y eólica. Además, será fundamental reducir la dependencia de los combustibles fósiles, renegociar los términos de las reformas energéticas anteriores y desarrollar políticas que incentiven la inversión en infraestructura sostenible. El reto implica decirle adiós a Dos Bocas y reconvertir Pemex, tarea harto compleja pero urgente.
4. Educación: Transformación desde la base
La educación en México ha sufrido décadas de abandono. Aunque la cobertura ha mejorado, la calidad educativa sigue siendo baja, con un rezago significativo en las áreas rurales.
Según la OCDE, México se ubica en los últimos lugares de desempeño académico entre sus países miembros . Para cambiar esta situación, Claudia Sheinbaum necesitará implementar una reforma educativa profunda. Esto no solo implica mejorar los salarios y condiciones de los maestros, sino también modernizar los currículos, adaptándolos a las demandas de una economía digital y regresar las evaluaciones. Además, se debe garantizar un mayor acceso a la educación superior y técnica, asegurando que los jóvenes mexicanos estén preparados para los retos del futuro.
5. Combate a la corrupción: Voluntad política y reformas institucionales
El combate a la corrupción obtuvo resultados mixtos con AMLO, y México sigue estando en la posición 126 de 180 en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional .
Para avanzar en esta agenda, Sheinbaum deberá realmente sorprendernos al fortalecer las instituciones encargadas de la fiscalización y la justicia, garantizar la independencia judicial y establecer mecanismos de transparencia más efectivos en todos los niveles de gobierno. El éxito en esta área será clave no solo para mejorar la percepción pública, sino también para aumentar la confianza de inversionistas internacionales, quienes aún ven la corrupción como uno de los mayores obstáculos para invertir en México.
La presidenta Claudia Sheinbaum tiene la oportunidad de dejar un legado que trascienda su mandato. Los retos que enfrenta son inmensos, pero también lo son las oportunidades de transformar a México. Para que su administración logre el cambio, necesitará no solo voluntad política, sino también una visión clara de largo plazo. Los próximos seis años definirán si Sheinbaum puede sorprendernos y liderar un México más seguro, justo y sostenible hacia 2030. La ventana está abierta; ahora es su turno de aprovecharla.