Por / Sergio Ariel Sánchez Estebanez
El tratamiento residencial en adicciones es de gran importancia porque ofrece un entorno estructurado y seguro donde los pacientes pueden enfocarse completamente en su recuperación. A diferencia de los tratamientos ambulatorios, en los programas residenciales el individuo vive en el centro de tratamiento, lo que le permite:
1. Evitar desencadenantes externos: Al estar en un entorno controlado y libre de sustancias, se minimiza el riesgo de recaídas, ya que el paciente está alejado de los factores que podrían incitarlo a consumir.
2. Acceso a apoyo constante: Los pacientes cuentan con supervisión y apoyo las 24 horas del día, lo que es fundamental en las etapas críticas del tratamiento, sobre todo durante la desintoxicación y el inicio de la terapia.
3. Enfoque intensivo en la terapia: Los programas residenciales suelen ofrecer un enfoque integral, incluyendo terapia individual, de grupo, familiar y otros enfoques complementarios, lo que permite abordar tanto los aspectos físicos como psicológicos de la adicción.
4. Establecimiento de una rutina saludable: Las personas en tratamiento residencial siguen un horario estructurado que incluye tiempos para terapia, ejercicio, actividades recreativas y descanso. Esta rutina ayuda a restablecer hábitos saludables y a mejorar la disciplina.
5. Construcción de habilidades para la vida: Muchos programas residenciales incluyen capacitación en habilidades para la vida, como manejo del estrés, resolución de conflictos y estrategias para la prevención de recaídas. Estas habilidades son fundamentales para que la persona pueda mantenerse sobria una vez que regrese a su vida cotidiana.
6. Apoyo de la comunidad: Al convivir con otras personas en recuperación, el paciente puede encontrar empatía, comprensión y motivación en otros que están pasando por experiencias similares. Esta red de apoyo es crucial para enfrentar los desafíos emocionales del proceso de recuperación.
En general, el tratamiento residencial en adicciones es una opción eficaz para personas que han intentado otros tipos de tratamientos sin éxito o que requieren un nivel intensivo de cuidado debido a la gravedad de su adicción. Ofrece un enfoque integral y personalizado que puede ser determinante para lograr una recuperación duradera. El momento adecuado para considerar la internación en un centro de tratamiento de adicciones depende de varios factores relacionados con la gravedad de la adicción, el impacto en la vida cotidiana, y la respuesta a tratamientos previos. A continuación, algunos indicadores clave:
1. Fracasos en tratamientos ambulatorios previos: Si la persona ha intentado varias veces tratamientos ambulatorios y ha tenido recaídas repetidas, una internación puede ofrecer un nivel de apoyo más intensivo.
2. Incapacidad para controlar el consumo: Cuando la persona no puede dejar de consumir por sí misma, incluso con ayuda externa, una internación puede brindar el ambiente necesario para lograr la abstinencia.
3. Riesgo para la salud física o mental: En casos donde el consumo pone en peligro la vida (por ejemplo, sobredosis frecuentes o problemas de salud derivados de la adicción), o cuando hay complicaciones de salud mental, la internación permite una intervención rápida y constante.
4. Problemas en el entorno familiar o social: Cuando la adicción impacta negativamente en la vida familiar, social o laboral, y genera conflictos o aislamiento, el tratamiento residencial ofrece un espacio seguro para trabajar en estos aspectos sin presiones externas.
5. Comportamientos de riesgo: Conductas como violencia, intentos de autolesiones o riesgo de suicidio son señales de alerta para considerar la internación, ya que el entorno residencial ofrece monitoreo y apoyo especializado.
6. Presencia de trastornos mentales asociados: En personas con trastornos duales (adicción y trastornos mentales como depresión, ansiedad, etc.), la internación permite un tratamiento integral y coordinado para ambas condiciones.
7. Falta de apoyo familiar o social: Si la persona no cuenta con una red de apoyo estable o su entorno es disfuncional o fomenta el consumo, un centro residencial puede ofrecer el soporte necesario.
La decisión de internar a una persona debe estar basada en una evaluación profesional, considerando el bienestar integral del paciente y la posibilidad de mantener una recuperación sostenida. Un equipo especializado en adicciones podrá evaluar la situación y determinar si la internación es la mejor opción para la persona y su recuperación.
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