/ miércoles 4 de septiembre de 2024

Zoon politikón / Un informe lleno de contradicciones


El sexto informe de gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue, como era de esperar, una exposición que intentó pintar un panorama optimista de México. Durante más de dos horas, el presidente desgranó una lista de logros, muchos de los cuales fueron recibidos con escepticismo por aquellos que vivimos en un país donde la realidad diaria contrasta drásticamente con el relato oficial.

Uno de los aspectos más notables del informe fue la insistencia en que la economía mexicana se encuentra en un estado boyante, con inversiones extranjeras fluyendo sin cesar y un crecimiento económico sostenido. Sin embargo, este optimismo se desmorona cuando se examinan los datos reales. A pesar de las afirmaciones del presidente, el crecimiento económico ha sido modesto en el mejor de los casos, y los niveles de inversión extranjera directa están lejos de ser los más altos en décadas. De hecho, la economía ha crecido en promedio un 1% anual durante su sexenio, muy lejos de las prometidas tasas del 6%.

Pero quizás la afirmación más audaz, y también la más dolorosa, fue la comparativa del sistema de salud mexicano con el de Dinamarca. López Obrador aseguró que hoy México cuenta con un sistema de salud pública que es ejemplo mundial, una afirmación que se siente como una bofetada para los millones de mexicanos que han sufrido las consecuencias del desabasto de medicamentos y la precariedad de los servicios médicos. La desaparición del Seguro Popular, que dejó a 30 millones de personas sin cobertura, y la fallida implementación del INSABI, son claros ejemplos de la ineficacia de su administración en este rubro. Durante la pandemia, la respuesta del gobierno fue insuficiente, resultando en la pérdida de más de 320,000 vidas que, según expertos, podrían haberse evitado.

El presidente también destacó las obras faraónicas de su gobierno, como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y el Tren Maya. Sin embargo, estos proyectos, que se presentaron como grandes logros de infraestructura, están rodeados de controversia y sobrecostos. El AIFA, a pesar de costar el doble de lo proyectado, sigue siendo un aeropuerto subutilizado, aislado y con escasa demanda. Por su parte, el Tren Maya, cuya inversión se ha triplicado respecto a lo presupuestado inicialmente, es un proyecto que ha generado más críticas que aplausos, especialmente por el daño ambiental que ha causado.

Otro tema que no podía faltar en el informe fue la seguridad. López Obrador afirmó que los delitos del fuero federal han disminuido y que su administración ha logrado reducir la violencia en el país. Sin embargo, la realidad es que, durante su sexenio, México ha registrado más de 196,000 asesinatos, un 25% más que durante el sexenio de Peña Nieto y un 63% más que en el de Calderón. La violencia sigue siendo una constante en muchas regiones del país, y los cárteles continúan operando con una impunidad alarmante.

El presidente también hizo un esfuerzo por presentarse como un defensor de la democracia y la lucha contra la corrupción. Sin embargo, su administración ha estado marcada por escándalos que involucran a su círculo cercano, incluidos sus propios familiares. Las investigaciones sobre los casos de su hermano Pío, su hijo José Ramón y otros allegados parecen estancadas, lo que sugiere que la lucha contra la corrupción es selectiva y que los cercanos al poder disfrutan de una suerte de impunidad.

López Obrador afirmó que su gobierno ha mantenido una comunicación constante con el pueblo, y que no ha reprimido ni censurado a nadie. No obstante, su relación con la prensa ha sido tensa y conflictiva, y muchos periodistas y medios de comunicación han sido objeto de ataques y descalificaciones desde la tribuna presidencial. La libertad de expresión se ha visto amenazada en un país que ya es considerado uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo.

El sexto informe de gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue un intento por construir una narrativa favorable de su administración, pero los hechos cuentan una historia diferente. A medida que se acerca el final de su mandato, queda la pregunta: ¿Será recordado López Obrador como el presidente que transformó a México, o como el líder que, bajo una retórica de cambio, dejó un país dividido, inseguro y decepcionado?