Una madre no es solamente la mujer que nos dio la vida, hay muchas que aunque no llevaron un bebé en su vientre, son ese ángel protector que se vuelca en amor para quien su corazón escogió para honrar y llamarlo hijo, a quien la vida le regaló para hacerse felices mutuamente.
A días de celebrarse el Día de las Madres, visitamos el Asilo de San Sebastián IAP, coordinado por Elizabeth Ugalde, un sitio de resguardo lleno de amor que alberga a adultos mayores desde hace 130 años, siendo el más antiguo del estado de Querétaro. Las historias que se tejen dentro de la casa ubicada en la calle de Otoño #17 en el Barrio de San Sebastián, son muchas, unas muy tristes e impactantes, pero otras maravillosas donde se destaca el amor, ese motor que debería estar en toda la humanidad, muchas de las mujeres que ahí habitan son madres, otras nunca lo fueron y algunas más no lo recuerdan, pues pareciera que su mente les jugara una buena o mala pasada (todo depende del cristal con que se mire) para olvidar todo lo que fue de su vida, sin embargo la gran mayoría sigue teniendo ese sentimiento de querer proteger a alguien, dar todos sus cuidados y ese gran amor de mama, como la hermosa Clarita quien a través de un muñeco, ahora encuentra un motivo para seguir viviendo y mejorar su condición física.
“Durante la pandemia, tuvimos que implementar muchas actividades, pues como se recordará los adultos mayores fueron los primeros que se les guardó y los últimos en salir; aquí las personas estaban acostumbradas a recibir visitas, platicar y un sinfín de actividades que tenían. Entonces al quitarles todo de un día para otro, comenzaron a desesperarse, tener ansiedad, así que comenzamos a buscar alternativas para distraerlos y no sintieran el encierro, una de esas actividades fue traerles un muñeco, aunque todos recibieron con entusiasmo al `bebé`, con el tiempo muchos fueron dejando de lado a ese muñequito, sin embargo dos habitantes lo arroparon como un verdadero hijo, como Clarita”, mencionó Elizabeth Ugalde.
Clarita es una lindísima abuelita, que pese a su condición de salud, se vuelca en cuidados para “Jorge Iván”, su niño que sin querer, la ayuda día a día a que su coordinación motriz regrese un poco, pues antes ella no podía sostener una cuchara para llevarla a la boca y comer, pero como tenía que alimentar a Jorge Iván, ese amor de madre hizo el “milagro” y logró tomar la cuchara para llevarla a la boca no sólo de su chiquito, también a la de ella. “Un día Clarita me dijo muy seria, licenciada quiero bautizar a Jorge Iván y hacerle una fiesta, y su deseo se cumplió, así que organizamos todo el bautizo, Clarita invitó a otra habitante de la casa a ser su comadre quien tomó tan en serio su papel de la madrina de Jorge Iván que me dio cien pesos y me dijo: - vamos a cambiar monedas para el bolo –(…) ¡pero no lo van a poder recoger, ¿Cómo ves si les damos mejor dulcecitos?, - pero entonces que sean chocolates de los buenos-“, menciona Elizabeth al recordar el buen momento que pasaron durante la celebración, donde hubo baile, nieve, pastel y toda una fiesta de la cual ya pasaron dos años, en los que Clarita es una mamá todo terreno, que se vuelca en cuidados para su bebé.
Elizabeth menciona que aunque muchas personas ven a mal este tipo de acciones, para el personal que cuida a los adultos mayores en el Asilo de San Sebastián, es importante brindarles una buena calidad de vida en su ocaso, “aquí encuentras muchas historias, buenas, malas y terribles, pues muchas de las personas que llegan aquí es porque han estado en situación de calle y abandonó, entonces la Procuraduría o Fiscalía los remite a la institución, otros son sus familiares quienes los traen”.
Sin embargo según relata la directora, estas personas encuentran en el personal los hijos que no se encuentran presentes o los que nunca tuvieron, “alguna vez una abuelita me dijo, - Yo nunca tuve hijos, - respondí: yo no tengo mamá – entonces ahí el corazón decidió que nos adoptaríamos como madre e hija”.
También hay familiares que acuden a visitar a su ser querido, y esa parte se convierte en momentos muy especiales, pues la familia “adopta” a la amiguita de su mami en otra abuelita más, llevando regalos, compartiendo la comida, pero sobretodo, brindándoles ese tiempo de amor que para los adultos mayores es importante y lo valoran mucho. “Cuando esto pasa, luego si se ponen celosos, pero es algo natural y que no pasa a mayores, aquí también se les enseña a compartir”, explica Elizabeth.
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El Asilo San Sebastián alberga en estos momentos a 38 adultos mayores, 31 son mujeres, donde Elizabeth Ugalde y todo su equipo de colaboradores, buscan dar ese cobijo que por distintas circunstancias no lo pueden tener por parte de sus familiares o porque para muchos es imposible dar los cuidados adecuados, sea la razón que sea, en la casa hay mucho amor por dar y también esperan con ansias recibirlo, por lo que su directora continúa invitando a la sociedad para adoptar un abuelito, venir a leerles, convivir y recordar que “ tu no les regalas tu tiempo, ellos te lo regalan a ti, pues para ellos el reloj está ya en sus últimos momentos”, finaliza la titular.