Contentos de cumplir con el primer sacramento que marca la iglesia católica, David Velázquez Núñez y Lupita Gutiérrez Pacheco, llevaron a su hija hasta la pila bautismal donde el sacerdote le roció la cabecita con el agua de Jordán.
Lució para tan especial momento en la vida católica de la familia, Amaia un ropón color perla largo que resaltó su inocencia y ternura. De esta forma se acercó el sacerdote para ungirle el aceite bautismal y el agua bendita con lo cual quedó bautizada ya con un nombre ante Dios.
Para tan especial momento invitaron a Eduardo Arreola y a Mayra Hernández, para que fungieran como padrinos de la niña a quien le entregaron una medalla como símbolo de amor y de conmemorar el momento.
Para festejar este día, los padres ofrecieron una comida a la familia ya los amigos que asistieron con la idea de preservar en la memoria tan especial acontecimiento.