Una persona alegre, extrovertida, que le gusta disfrutar de las maravillas de la vida, viajar, conocer lugares y formas de vida, es como se describe la oriunda del municipio de Cadereyta de Montes, Anahí León Landa, quien comenzó a bailar a los 10 años de edad en el Centro Cultural de dicho lugar, sin imaginar que más adelante se convertiría en su pasión.
Desde su primera clase, sintió como su cuerpo amaba el baile, momento que para ella fue mágico, conforme fue creciendo formó parte del grupo de danza Sol y Luna en el COBAQ 5 Cadereyta, Ehécatl del Centro Cultural, Huastecos Independientes de Pánuco hasta llegar al Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández.
Ha pisado diversos escenarios, entre los que recuerda con mucho cariño son en San Joaquín, Pinal de Amoles, Jacala, Tamazunchale, Nicolás Flores y sobretodo el Palacio de Bellas Artes; "son lugares que están en mi memoria atiborrados de triunfos y derrotas, de risas, lágrimas y desveladas, y sobre todo siempre cobijados de amigos talentosos e increíbles". Para Anahí la danza es una actividad que mediante el movimiento le permite conectar con algo muy profundo de su ser, considera que su vida no se puede explicar sin esta arte, pues a través de esta ha tenido grandes aprendizajes y conocido a admirables personas que siempre la han apoyado.
Entre los retos más difíciles a los que se ha enfrentado la queretana están dejar a su familia para salir en busca de su sueño más grande, aprender a vivir sola en las ciudades más grandes del mundo y enfrentarse a competir con bailarines más experimentados, hecho que no fue obstáculo para seguir luchando y logrando cada meta que se proponía.
Se siente orgullosa y feliz de despertar cada mañana para seguir disfrutando esta aventura de su vida, incluso las emociones más fuertes como el miedo de no poder lograrlo, los nervios de las funciones especiales o de bailar una nueva coreografía, el cansancio extremo de las giras largas e incluso las pérdidas de seres amados en el camino.