Millones de católicos en el mundo se sintieron ofendidos luego que en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos en París 2024, un grupo de drag queens bailara frente a la cámara, mientras se posicionan en una mesa, donde la figura principal es ocupada por una persona que porta un halo en la cabeza y se supusiera a la obra de Leonardo Da Vinci, “La Última Cena”.
La obra, ejecutada entre 1495 y 1498, donde representa la última vez que Jesús se reunió con sus apóstoles para despedirse antes de su muerte, ahí compartió el pan y dijo: “Tomad y comed todos de él, porque este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros”. A continuación tomó un cáliz lleno de vino y dijo: “Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”. Y concluyó: “Haced esto en conmemoración mía”. Esta última frase es interpretada por la Iglesia como la institución del Orden Sacerdotal, otro de los siete sacramentos.
Por la importancia que tiene este hecho dentro de la religión católica, es que millones de creyentes alzaron la voz e inundaron las redes sociales en señal de protesta en contra de la organización del máximo evento deportivo, tachando el acto de “blasfemo” e “irrespetuoso”.
La aparición de varios drag queen desfilando por el lugar, para acudir al centro del banquete, donde se mostró un plato con un hombre semidesnudo pintado de azul, portando una corona de flores y un taparrabos con el mismo motivo. La escena fue rápidamente señalada como una burla al cristianismo y una verdadera falta de respeto.
Tanta fue la indignación que de inmediato corrió la versión que el número no representaba “La Última Cena”, sino era la recreación de "La fiesta de los dioses", una pintura que representa a las deidades olímpicas teniendo una alocada celebración con vino, música y desnudez.
El también conocido “Festín de los dioses", fue un motivo popular en la pintura del Renacimiento, pues a lo largo de los años se han documentado al menos una decena de ejemplos realizados por distintos artistas.
Este cuadro es una de las últimas obras del pintor renacentista Italiano Giovanni Bellini.
Según se sabe esta obra presenta un equilibrio entre el paisaje y las figuras, donde en primer término se ve a los dioses del Olimpo dándose un festín, tal como el nombre lo indica y era muy popular en esa época. La escena representa juntos dos episodios de la obra de Ovidio Fastos. Príapo, a la izquierda, está intentando seducir a la ninfa durmiente Lotis, pero se lo impide el rebuzno del asno de Sileno. Alrededor se encuentran los dioses borrachos: Júpiter tiene un águila cerca de él, Poseidón está acariciando a Cibeles y Ceres, mientras Hermes está lánguidamente estirado sobre un tonel. El chico con hojas de parra en la cabeza es una representación inusualmente joven del dios Baco.
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A toda esta bochornosa polémica Thomas Jolly, director del desfile de los deportistas por el Sena, ha negado haberse inspirado de ese icónico momento en la mitología cristiana, versionado en numerosas ocasiones en la historia del arte. “No fue mi inspiración. Creo que resulta bastante claro que se trata de Dioniso y que este llega a la mesa al tratarse del dios griego de la festividad y del vino", así como "el padre de Secuana, que es la diosa vinculada al río Sena", mencionó Jolly en entrevista para varios medios de comunicación internacionales, desechando la polémica que surgió desde la inauguración de los Juegos Olímpicos.
