La calidez de la mañana, acompañada con el ligero abrazo del viento traído por el final del último frente frío después de varios días pesados por la humedad, los ciudadanos salieron a buscar un espacio donde reunirse y olvidar cualquier quehacer cotidiano que no sea sino gozar plenamente la fugacidad del tiempo junto a los seres más queridos, y así lo fue en Brioche, restaurante al norte de la ciudad queretana, que curiosamente se pintó con la belleza femenina en todas sus versiones generacionales, desde las más jóvenes hasta las más glamorosas en experiencia, belleza y tradición.