Ahora que la mayor parte del tiempo debemos permanecer en casa, por el confinamiento que estamos viviendo, es de suma importancia aparte de una buena alimentación activarnos. Muchos ponemos de pretexto el que gimnasios y centros deportivos están cerrados o hay que hacer cita, tenemos miedo a las aglomeraciones, en fin excusas hay muchas, pero como todo en la vida debemos buscar soluciones para estar en perfecto estado de salud.
“El ejercicio de intensidad moderada a vigorosa, en series de menos de 60 minutos, se considera un importante coadyuvante en la estimulación del sistema inmunológico y el intercambio de células inmunitarias entre la circulación y los tejidos”, comenta Jaime Pantoja, kinesiólogo experto en Fisiología del Ejercicio y académico de la carrera de Kinesiología de la Universidad San Sebastián.
En particular, cada sesión de ejercicio “mejora la actividad antipatógena de macrófagos, promueve mayor recirculación de inmunoglobulinas, citoquinas antiinflamatorias, neutrófilos, células NK, células T citotóxicas, entre otras, mejorando el control de infecciones e inflamación corporal”, explica.
Gracias a este impacto, la actividad física y el ejercicio adquieren importancia en la prevención de aparición de patologías. Por el contrario, la inactividad se asocia a un mayor desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles y a la disminución de la capacidad inmunológica para enfrentar diferentes patógenos.
El kinesiólogo explica que los efectos positivos del ejercicio sobre el sistema inmune se dan desde la primera sesión, “así lo demuestran diversas investigaciones. Lo importante es mantener la práctica para lograr que estos efectos perduren en el tiempo y no tengan solamente características transitorias”, agrega.
Por estas razones el experto recomienda activarnos diariamente con una sencilla rutina que podemos hacer desde casa, como bailar, hacer ejercicio cardiovascular en una bicicleta, elíptica o trotadora, realizar ejercicios aeróbicos que están en plataformas como YouTube, abdominales, sentadillas, giros con algún bastón y para los adultos mayores que tengan alguna discapacidad para moverse no olvidar sus ejercicios de manos, piernas lo que se le tenga permitido pero por ningún motivo dejar de hacerlo.
El ejercicio físico tiene la capacidad de producir efectos positivos en el sistema inmune, de acuerdo con la intensidad y la cantidad con que se practique.
En sujetos sanos que realizan actividad física varias veces a la semana (más de tres días), con una intensidad moderada existe una disminución del riesgo de sufrir infecciones respiratorias altas en un 20%, personas que realizan sesiones de trote de intensidad moderada se aumenta en una cuarta parte los niveles de monocitos que tienen efecto anticancerígeno, sesiones cortas de intensidad leve a moderada han mostrado aumento de las células Natural killer (células de defensa dentro del grupo de los leucocitos) y, por tanto, disminución de enfermedades infecciosas.
Cuatro semanas de ejercicio habitual aumentan el poder bactericida de los neutrófilos y la actividad física habitual de intensidad moderada retrasa el envejecimiento natural del sistema inmune, explica Andrea Ávila médica del deporte con doctorado en ciencias biomédicas.