Hernán “El Grillo” Sada Garza, pertenece a una de las familias con más abolengo y prestigio social en la élite mexicana; pero ni toda la posición, ni todo el dinero lograron que el junior tocará mil veces fondo gracias a sus adicciones, las cuales logró superar por lo que él llama un milagro de Dios
En entrevista exclusiva para Diario de Querétaro, “El Grillo”, platicó los duros y tristes momentos que tuvo que pasar por su alocado estilo de vida que tanto dolor trajo a sus padres, el empresario Hernán Sada Garza Evia y Elisa Garza Lewels, quienes siempre estuvieron a su lado.
“El Grillo” Sada, plática que siempre vivió una infancia feliz “fui súper consentido por mi abuelo y mis papás, fui sano, feliz todo gracias a ellos y nunca me faltó nada en ningún sentido”.
Cuenta fue a los 13 años cuando comenzó a beber todos los días, cuando se mudó a estudiar a Austin, Texas, conoció a la misteriosa dama blanca, la cocaína, quien en poco tiempo lo atrapó en sus redes, donde el alcohol y ella eran la dupla perfecta para un joven que quería comerse al mundo.
“Fue a los 22 años, en 1986 cuando inicié mi vida desenfrenada y no pude dejar ya la cocaína, se convirtió en mi compañera ya no solo de parranda, sino parte de mí”.
Aunque por recomendaciones de sus padres trató de dejarla a un lado, su voluntad ya estaba con ella “me interné más de 15 veces, mis padres lo hicieron conmigo, fui a sitios carísimos donde te garantizaban dejarla a un lado, pero jamás pude, viví 30 años con la droga y 35 con el alcohol”.
Recuerda que mientras su padre estaba en su lecho de muerte él le hizo una promesa “que me corten las manos, si vuelvo a tomar alcohol, pero no puedo dejar las drogas, ya lo intenté, ya lo batallé y no me da la voluntad”.
Tras la partida de su padre, Grillo, se vuelve a internar y después de 80 días de encierro, recae para continuar su alocada vida “dormía con una botella, despertaba le daba un trago un pericazo y así comenzaba mi día”.
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Y aunque para todos él era el hombre feliz, definitivamente la soledad y la angustia en la que vivía lo iban consumiendo poco a poco; un día desesperado le pide ayuda a su padre para que intercediera por él y dejar definitivamente todos los vicios, “fue un milagro de Dios, dejé todo de un día para otro todo y comencé a convulsionar, tal vez por la abstinencia, no lo sé, viajé a Estados Unidos con un doctor que me dio CBD y THC para calmar la ansiedad y eso fue lo que me controló; tras dos años dejé todo incluso el CBD y hoy traigo todas las consecuencias que me dejó esta vida, dolor de articulaciones, cuello y estoy en hospitales; ahora veré si regreso a las gotas”, reflexiona.
“Sé que muchos no creen pero esto es un milagro de Dios, no tengo mayor explicación, él me quitó las ganas de tomar, drogarme y hoy no se me antoja ni un postre envinado” dice entre risas.
“Dios me dio una nueva oportunidad de vivir, donde disfruto correr, pasear, ver el vuelo de las gaviotas en la playa, y valoras cosas que antes ni siquiera me daba cuenta que existieran, cuando tengo ansiedad rezo el rosario, además de hacerlo todos los días, ese es mi refugio”.
Ante esto al que él llama milagro y para la Gloria de Dios, "Grillo" comenzó a realizar labor altruista, algo que siempre ha sido simbólico dentro de su familia.
“A mí llegan jóvenes, padres con esta problemática, platico con ellos los aconsejo, hace unos días llegó una chica que tras 6 años de estar en el vaivén de los encierros, la arrope, le di trabajo, comida, motivándola, ejercitándose y hoy ya está limpia. Más que poner una clínica de adicciones creo que mi labor será que ellos se mantengan ocupados y que tengan un trabajo para poder comenzar a vivir”.
Es común verlo en las comunidades y vecindarios más necesitados en su imponente Ferrari rojo llevando ayudas a las familias, pero otro de sus grandes sueños es llevar hasta el último rincón el mensaje de Dios de que con fe si se puede salir de los vicios “No me importa a dónde me lleven, no me importa, ahí iré y si me encuentro en el camino a gente que está en ese infierno que yo viví, encantado voy para decirles que con voluntad y fe sí se puede salir de todo”.
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El día de la entrevista el filantrópico mencionó estar feliz pues estaba a punto de realizarse su tercer antidoping al cual se somete cada tres meses y a Dios gracias siempre han salido negativos y con esto ya se cumplen 30 meses de conocer una mejor e increíble vida.
Para seguirlo en Instagram como @grillosadda