Mujeres que brillan por sus ideas y por aterrizarlas; mujeres que no se quedan solo con pensarlo, es porque lo hacen realidad; mujeres que sienten la necesidad de proyectar algo por la gente y lo plasman, en este contexto entrevistamos a Jemima Noemí Peláez Cruz, licenciada en Pedagogía, y licenciada en Educación Especial en el área de Audición y Lenguaje, quien tuvo la convicción de llevar enseñanza a los niños y niñas en situación de calle, y hoy es un proyecto que suma más de 30 voluntarios que dan clases en 23 semáforos de la ciudad.
Joven licenciada, preocupada realmente por hacer de un país, personas que tengan alcance a la educación, sin importar donde se encuentren, formuló la idea de contar con personas voluntarias para dar clases en las esquinas o en comunidades con dificultades de acceso a la educación y es donde nace la Asociación Civil, “En el semáforo se aprende”. Peláez Cruz tiene la maestría en Neurociencia para la docencia, por la universidad Cardenal Herrera, es docente de USEBEQ frente a un grupo de niños sordos en el CAM Bicentenario.
“Comparto nuestra misión apasionadamente, de apoyar educativamente a los niños más vulnerables, concientizando a la sociedad sobre la importancia de participar como voluntario para poderle brindar a nuestros alumnos educación de calidad y que puedan cambiar sus escenarios de vida y beneficiar nuestro país. Enseñamos en la calle, pues trabajamos para nuestro país, para mejorarlo, para educarlo porque queremos ver un cambio tangible basado en el conocimiento y la conciencia”, así se expresó de su proyecto.
Realizamos un recorrido por algunos lugares donde dan clases y se apreció visiblemente la emoción de los niños al ver llegar a los voluntarios, al recibir su libreta y material para trabajar y muy concentrados, de acuerdo a su edad, sumaban y restaban, leían y conocían las letras, narraban y escuchaban cuentos. La expresión de los pequeños es admirable y el agradecimiento de sus padres también.
Platicar con Jemima es contagiante y refiere que su deseo es posicionarse a través del conocimiento y compartir apasionadamente la educación, “parto de la idea que las acciones dicen más que las palabras y me dedico con amor a enseñar y luchar para que todos tengamos las mismas posibilidades y aliento a la educación”. Le encantaría evitar tantos procesos burocráticos para poder acceder a la educación y brindar más carga a la educación emocional dentro de las escuelas, fortaleciendo al ser desde la cognición.
Por último dijo que le encantaría que re pensáramos en la situación de las familias migrantes y su necesidad de educación, trabajo y hogar, exhortó a que los viéramos y no normalicemos el aceptar a niños en las calles trabajando.