Experiencias que todo Millennial debe vivir en Querétaro

El ritual del Lechón Segoviano en El Caserío el restaurante más reconocido de Querétaro, es una de ellas

Diario de Querétaro

  · lunes 9 de septiembre de 2019

Lechón Segoviano en El Caserío/Cortesía

Sabemos que los millennials han elegido vivir experiencias vs comprar o tener cosas. En todas las ciudades del mundo ha habido un boom de reinventar tradiciones o de intentar nuevas aventuras, versus la tendencia de los babyboomers que se basaba en lujos y estatus.

Querétaro se ha vuelto una de los lugares más interesante para los millennials, según varios estudios, esta ciudad se encuentra entre las top 5 que buscan para vivir.

Aquí les platicamos sobre las 3 de las mejores experiencias millennial que debes vivir en Querétaro:

Hércules y su cine Tonalá

Una fábrica de cerveza artesanal que alberga un biergarten al centro, buena música y la franquicia de la sala de cine de arte Tonalá, hace que este sea por excelencia uno de los mejores lugares para beber una buena pinta.

Lugar para beber y disfrutar del cine/Cortesía.

El ritual del Lechón Segoviano en El Caserío el restaurante más reconocido de Querétaro

Si bien El Caserío tiene una larga historia en esta ciudad, posicionado como ÉL restaurante de Querétaro, preferido por famosos, intelectuales y artistas; con los millennials su vocación ha dado un vuelco. Atraídos por el delicioso ritual del cochinillo o lechón (sino lo has vivido debes hacerlo), en esta hacienda histórica recién remodelada, hoy es común ver mesas de amigos muy jóvenes que vuelven al restaurante de sus padres a romper reglas y a disfrutar de buena comida, vino en porrón y bossa en vivo (Lixia la vocalista acompaña deli). Como extra, se puede seguir la fiesta en Pedra, un agradable bar al costado, donde preparan una breve pero magnifica carta de mixología, además de cerveza, y los clásicos destilados.

La Selva

Si bien los millennials no tienen nada de taurinos, esta cantina clásica logra atraerlos por la experiencia de vivir el tema cantinero de antaño, sin muchos filtros. La comida no mata pero sin duda el ambiente logra transportarlos a tiempos digamos más auténticos.