Queretano de nacimiento, Federico H. Alcocer Delgado, hijo de José H. Alcocer, primer presidente civil de la Asociación Regional de Charros de Querétaro en 1928 y de María Luisa Delgado Pastor; así como autor del libro “La Charrería en Querétaro, una tradición contemporánea”, que presentó en 2011 en el Palacio Federal, hoy Museo de Arte, donde por años se hizo el tradicional Baile de los Charro. Hoy platica la historia de este deporte y de la afición que aquí se vive, a pesar dijo, que son muchos años que no se cuenta con Lienzo en donde se identifiquen plenamente tantos campeones que han representado al estado.
Una charla de gran conocimiento, de profundo amor por este deporte y sobre todo de gran emotividad por sus raíces, su gente, su padre y todos los acontecimientos que se han vivido para mantener la charrería vigente. Federico, luciendo un atuendo de Gran Gala en color negro y sumamente emocionado por este tema que lo apasiona nos recibió en su nicho, donde salieron las justas ideas y los recuerdos que electrizaron su corazón y su mente, permitiendo alguna que otra lágrima de alegría.
Perdido en sus recuerdos y con un rostro sereno por estar ahí, Federico contó que la Asociación Regional de Charros se organizó por mandato del Presidente de la República quien instituyó a los jefes de zona en los estados la planeación. Esto, después de la Revolución Mexicana. En Querétaro se presentó la carta constitutiva de la primera asociación, ante los generales Antonio Guerrero, José Botello y Antonio Berber, el 3 de mayo de 1928 y José H. Alcocer fue el primer presidente repitiendo su actuación estando 4 años al frente organizando las charrerías que según la investigación del autor del libro, tuvo como objetivo el tejido social, ya que en las presentaciones participaban equipos integrados por las esposas y los hijos.
Totalmente emocionado por las anécdotas, Federico cuenta que su padre José H. Alcocer declaró su amor a su mamá, María Luisa Delgado Pastor en una feria estatal y en la tradicional Rueda de la Fortuna le pidió matrimonio en complicidad de los tíos. Casados, se fueron a vivir a San Miguel de Allende donde tenía su rancho, pero por lo complejo del nacimiento de los hijos se regresaron a Querétaro, hasta que nacieron los tres: José Luis, Federico y Jorge. Desgraciadamente José H. Alcocer falleció a los 52 años dejando a su esposa con quien vivió 12 y mucho menor que él, así como a sus hijos de 9,6 y 1 año de edad, respectivamente. Entonces decidieron vender el rancho.
QUERÉTARO, ÉPOCA DE CHARROS
José H. Alcocer vivía con sus padres, José B. Alcocer Frías, abuelo de Federico, en la calle Libertad 58 donde ahora es la Casa de Gobierno, una época donde casi nadie tenía coche, cuenta, más que los padres y entre los jóvenes no había tanta rivalidad, ya que el caballo y las carretas eran los medios de transporte en un lugar donde todos se conocían y disfrutaban de un Querétaro apacible. Como presidente de la Asociación Regional de Charros, logró organizar muchas charrerías congregando a equipos integrados por familias que después participaron en estatales y nacionales. Entre los presidentes que le siguieron están: Fernando Domínguez, José E. Calzada, Filiberto Luna, Manuel J. Segura, Salvador Urbiola Ballesteros, Antonio Uribe, Ernesto Larrondo Michaus, Jesús Alcocer Pozo, Manuel Ordoñez, entre otros.
JOSÉ H. ALCOCER AMIGO DE LOS CALZADA Y LOS DOMÍNGUEZ
“Mi padre fue un hombre de época, charro y con posibilidades, sus preocupaciones eran qué charreada iba a ver mañana y cuándo organizaba otra, por eso lo reeligieron y permaneció al frente cuatro años”, cuenta Federico, que en ese tiempo se construyó el “Lienzo el Queretano” en terrero que donó otro charro, José Calzada, papá del arquitecto Antonio Calzada y abuelo de Pepe Calzada, en ese entonces era Presidente Municipal, y lo construyeron donde hoy está el Centro Cultural Manuel Gómez Morín, una zona deportiva de Querétaro ya que ahí estaba el Estadio Municipal y el Estadio de Beisbol. El lienzo perduró ahí hasta el gobierno de Rafael Camacho Guzmán quien decidió cambiarlo a terrenos nuevos donde hoy está la Central de Abastos llevando el nombre “Lienzo Manuel Ordoñez” donde se logró el Primer Congreso Nacional de Charros. José H. Alcocer llevaba a sus hijos a las charrerías y era amigo de todos los charros, en especial de Miguel Domínguez, abuelo del actual gobernador, Pancho Domínguez, también vecinos, pues los Domínguez vivían en la calle de Venustiano Carranza y los H. Alcocer Delgado en la calle de 5 de Mayo.
UNA VERGÜENZA NO TENER LIENZO CHARRO EN QUERÉTARO
Cuando Pepe Calzada era gobernador, en una reunión Federico estaba como presidente de la Cámara de la Construcción donde también fue fundador, el mandatario preguntó qué le hacía falta a Querétaro y le dijeron que un Lienzo, argumentando que son muchos los aficionados y Querétaro merecía tener uno de calidad y representativo; fue entonces que Roberto Loyola, cuenta Federico, se comprometió a construir “el mejor del mundo” el cual pasado los años se inició la construcción a un costado del Parque Bicentenario, con un predio que donó el gobernador Francisco Domínguez, pero por cuestiones políticas, platica el entrevistado, donde se involucraron algunos personajes como Marcos Aguilar, “solo se quedó un lienzo mal construido y abandonado totalmente”. Los Congresos Charros son verdaderas derramas económicas para la localidad, así lo explica, ya que dura 4 semanas compiten 3 o 4 charreadas diarias con equipos diferentes de todo el país hasta llegar a la eliminatoria. A la fiesta se involucran artículos de venta para charros, gastronomía, bar, hotelería y entretenimiento.
“Urge, es un crimen que Querétaro hoy no tenga un lienzo charro que represente directamente a los charros de este lugar; si hay, pero está guardado y solo contamos con lienzos con muy buenas características pero son particulares, como el de Los Hermanos Rodríguez y El Pitayo, en éste último de Esteban González se están llevando a cabo semifinales estatales”, así lo expicó. Actualmente hay más de 50 lienzos particulares en Haciendas y Ranchos. “Es penoso, tener campeones nacionales queretanos y escaramuzas del estado con medallas y no tienen un lugar representativo”, afirmó.
14 DE SEPTIEMBRE, DÍA DEL CHARRO CON 92 AÑOS DE VIDA
“Será un día muy triste debido a la pandemia, pero estaremos en la tradicional misa a las 12 del día en el templo de La Congregación y después asistiremos a una coleada al Lienzo El Pitayo, que nos prestaron, solo los que vayamos a la ceremonia”, así lo explicó Federico a 92 años de la historia charra en Querétaro. El 16 de septiembre también cerraban el desfile miliar, pero no se realizará por el Covid-19.
TRAJE DE CHARRO
Existe el Traje de Gran Gala el cual es muy vistoso, negro, también puede ser con chaquetilla blanca y con abotonadura, hebilla, y decorados de plata, con arma y el sombrero es blanco de ala ancha, de palma con bordados, fieltros lisos con galón de plata u oro, con este traje no se puede montar. Luego viene el de Media Gala que puede ser de diferentes colores, algo de abotonadura de plata, no tan llamativo, herrajes y adornos de caracoles y otras figuras.
“El traje ha ido evolucionando a través del tiempo, un amante del Traje de Charro era Maximiliano de Habsurgo a quien le fascinaba vestir así y él le agregó el moño, siendo un hombre alto, estilado, y lo modificó. El traje de Chinaco nace en Salamanca España y México lo adopta de tal forma que lo hace suyo.
Terminó la charla recordando que su primer caballo se lo regaló su amigo, el charro de San Juan del Río, Manuel González y aunque no tuvo tiempo de dedicarse al 100 por ciento a la charrería, está feliz de ser un aficionado que disfrutó “la suerte de cola” y en lo personal, de casarse y tener hoy hijas y once nietos que les gusta también la charrería. Actualmente el presidente de la Asociación Regional de Charros en Querétaro, es Salvador Curiel Navarro.