Gustavo Sánchez Borja, es un maestro de los de antes, recio en su enseñanza pero noble y de gran corazón quien pese a su edad, 92 años cumplidos, aún conserva el recuerdo de sus inicios, sus alumnos y el gran amor que siente por el magisterio.
Amable, bonachón y lleno de recuerdos, el profesor nos recibe en su casa la cual comparte con sus hijos Eduardo y Gustavo Jr, desde que su esposa, Esther Estrada voló alto hace casi un año y con la que duró 62 años de feliz matrimonio; al preguntarle por su vida dentro de las aulas, el profesor trae sus recuerdos, “no sé cuando comencé, yo no tenía los estudios, pero a mi me gustaba enseñar, así que me mandaron a la Sierra y a la par estudiaba la normal”, recuerda.
A decir de su hijo Lalo quien estuvo presente durante la entrevista y de vez en vez ayudaba a su papi a estructurar sus ideas, el profe Gustavo pasó un largo tiempo en rancherías y comunidades donde no siempre había forma de llegar en trasporte, tenía que caminar largas veredas para llegar a formar niños y jovencitos en conocimientos básicos como leer, escribir y aprender a hacer cuentas.
Con los años, ya con su título de maestro, regresó a la capital para incorporarse a la escuela “Vicente Guerrero”, posteriormente a las Naciones Unidas, donde prácticamente pasó sus mejores años, viendo pasar infinidad de niños que hoy, ya siendo abuelos recuerdan a su maestro con cariño y admiración.
Su esposa Teche como cariñosamente le decían, también fue maestra y juntos los docentes, formaron una linda familia en la que tuvieron 8 hijos y solo la más chica, Rossana Sánchez Estrada, se dedicó a impartir clases siguiendo la herencia de sus amados padres.
Para el formador la vida ha cambiado, siempre con los valores presentes que deben ser parte de la formación de los chicos, pues sin ellos no pueden ser buenos profesionistas. Por ello no es raro que aún continúen preguntando por el profe, recordándolo como un auténtico formador de hombres y mujeres de bien, pasando por sus butacas importantes políticos, empresarios y profesionistas cabales, que jamás olvidaron las enseñanzas, consejos y los regaños de su amado maestro Gustavo Sánchez Borja.