Cuando somos niños estamos captando información del entorno, estamos adaptándonos a nuestro medio, la prioridad qué hay en el interior de un niño es agradar a los padres pues de ellos, de los adultos depende la sobrevivencia del niño, cada niño tiene una perspectiva única diferente en cada caso.
Desde el momento de la Concepción vamos gravando información de las necesidades del clan, nuestros padres nos entregan un programa, un proyecto, un roll al que llamaremos proyecto sentido, y será la directriz fundamental en nuestro navegador interno, quiero aclarar que no estamos conscientes de ello, que ocurre de manera automática.
Después de nacer, vamos creando la personalidad, nuestro entorno nos va esculpiendo y va haciendo que veamos el mundo con nuestra óptica, cuando crecemos todo será una proyección de estas memorias.
Una de las heridas de crecimiento más profundas, ya que la psique queda lastimada, es la de abandono, pues es el antecedente de lo que en la edad adulta generará co dependencia, y muchas conductas auto destructivas. Generará persistencia al mal trato, ansiedad, miedo a la soledad, miedo a ser abandonado por la pareja.
Otra herida es el rechazo, y esto puede estar marcado si mamá quería embarazarse o no, si papá aceptaba el sexo que elegimos experimentar, si mamá aceptaba a papá, más todas las condicionantes que sentimos nos ponían los adultos de nuestro entorno para amarnos, está herida es el principio para querer, en la edad adulta complacer a los demás, creer que no se merece lo bueno puede ser la secuela de esta herida.
Es la herida que nos toca sanar para auto aceptarnos y para aceptar a los demás como son.
La humillación, es una herida que nos lleva a ser víctimas y a victimizar a otros, ésta herida nos mete en el torbellino del resentimiento, pero también nos empuja a querer humillar a otros, pues estamos hechos para imitar, así se nos educa, ésta herida menoscaba la autoestima, la seguridad y la confianza, nos conduce a desaprobarnos, a desaprobar a los demás, pues garantiza a un nivel inconsciente que si no somos valiosos los demás tampoco lo sean. Y simplemente vamos replicando lo que nos moldea, sin darnos cuenta vamos dando lo que nos fue dado hasta que comenzamos un proceso de comprensión y cambio.
La traición causará desconfianza en los otros, desconfianza del mundo en el que vivo, y es que los padres dan lo que han recibido, cadenas interminables de esta herida existen en la mayoría de los seres humanos, las promesas no cumplidas, las mentiras dolorosas, los golpes y castigos de los padres quedan en la psique, pues el niño sabe que depende del amor y cuidado de un adulto y cuando la distorsión del amor ocurre tergiversa el mundo del niño que cuando sea adulto vivirá traición en su trabajo o en su entorno como consecuencia de sus programas emocionales no resueltos. Cabe mencionar que cuando vamos sanando estás heridas la percepción que vamos teniendo del mundo y la construcción de la realidad que vivimos se transforma. Esta herida hace que se viva con envidia, recelo, necesidad de controlar a los demás.
La injusticia es una herida que hace que la personalidad se fraccione, radica en padres y entorno autoritarios, donde la opinión y el sentir del infante no es tomado en cuenta y se le somete ante esta autoridad, no hay empatía, consideración o muestras de amor y respeto, generando en el adulto rigidez y dificultad para tomar decisiones acertadas. Por consecuencia exceso de estrés para vivir pues la manera de ver el mundo siempre será a través de las lentillas que formaron la percepción.
Tomate un tiempo para reflexionar y mirarte para conocer tus heridas, escribirlas y poner manos a la obra en sanar desde t u niño interior que siempre vive en ti y que siempre está esperando que tú, el adulto se haga cargo de amarte en todas tus facetas, saliendo así del mundo de la reactividad y del caos. Mi amor y acompañamiento para ti.
REDES SOCIALES
FB Mayra Arroniz,