Ana Lilia Ochoa, originaria de Veracruz, es una prueba de que el esfuerzo, la constancia y las ganas de salir adelante te sacan del mundo de las adiciones.
Ella ya era mamá cuando se adentró en el alcoholismo, tenía a su primer hija. El alcoholismo la mayoría de veces es un laberinto sin salida, afortunadamente Ana Lilia, logró encontrarla, formó parte de un Grupo AA que poco a poco fue convirtiéndose en su segunda familia que le permitió sanar y retomar su vida que estaba perdiendo por la enfermedad.
Al a par decidió tomar clases de masajes y descubrió que le gustaba realizar esa actividad en donde observaba el bienestar de las personas a quienes atendía, fue así que se decidió y emprendió su propio negocio.
Comenzó con un spa móvil y con el paso de los años lo convirtió en una cadena de establecimientos de nombre “Mayana, Urban Spa” en donde sus hijas la apoyan en la administración y atención a los clientes.
Nunca dejó su Grupo AA, a pesar de ser egresada siempre regresó a apoyar y buscar la fortaleza para no volver a caer. Es por ello que años después decidió brindar su ayuda a más personas mediante la apertura de su propio grupo de ayuda.
Ana Lilia, es una historia que merecen la pena reconocerse, ella dice que “todo es posible si pones el empeño suficiente para logarlo”.
➡️ Si quieres recibir las noticias en tu Whatsapp, envía la palabra ALTA