Llegó el día de festejar, de honrar y de agradecer el amor que una madre; todos los días son invaluables e irrepetibles como para no aprovechar y decirle lo feliz que somos por tener a nuestro lado a alguien que ama incondicionalmente; hay quienes ya no la tienen y otras más nunca la conocieron, pero estar agradecidos por su ejemplo o simplemente por haber dado vida, es la razón principal para recordarlo. En entrevista con Sarah Méndez, hija de Guithel Domínguez nos menciona la delicadeza de este vínculo que ayuda a todo ser a crecer y evolucionar.
“Mi mamá es una persona alegre, que siempre quiere ayudar a los demás, atenta de las necesidades de los otros, alguien que aporta a la vida de una manera invaluable, ella reparte sonrisas y alegría”, así se expresa de su mamá de quien subraya más cualidades, ser apasionada en todo lo que hace, es una mujer fuerte, decidida, con ideas claras, es perfeccionista, con un corazón muy grande, todo lo que tiene que ver con ella es infinito, inmortal, inmenso, “mi mamá es muy cariñosa, afectiva, llena de abrazos, de dulzura, de baile por dentro, lo que te saca siempre, es una sonrisa, siempre puedo contar con ella, a la hora que sea”.
Son muy unidas, a Guithel y a Sarah nada las separa, ni los ríos, ni los océanos literalmente hablando, no importa el horario del país donde se encuentren, una pequeña llamada, un simple mensaje siempre están cerca de corazón y de alma. “Para mí, ella es un gran mérito porque me ayuda no tener miedo a la vida, ser independiente, fuerte, expresarme, decirlo sin limitaciones, y me ha ayudado a forjar mi carácter desde un lugar de amor propio, de fortaleza interna y de visión, siempre ve más allá , me ayuda a ver otros intereses, cómo revelar luz al mundo”, para Sarah, definitivamente es un canal importante en su vida y se siente afortunada por tenerla, y espera nunca perder el mérito y la apreciación de lo que para ella es su mama.
Sarah, como coach de vida, profesión que la lleva a extender sus conocimientos en apoyo a situaciones familiares y personales, explica que la relación entre las madres e hijas, e hijos se convierte en un lazo especial, porque la mamá es la que da vida, es una conexión que no se pierde, más al contrario se refuerza a través de los años y los hijos son el vehículo de luz y de amor que fortalece esta comunión.
No hay amor que supere el de una madre, ellas son incondicionales, no piden nada a cambio aunque sean exigentes, ya que todas sus acciones vienen de un lugar de amor, de preocupación, de bienestar, de saber que sus hijos estarán bien. Refiere Sarah, que muchas madres quieren vivir los procesos de sus hijos para que ellos no pasen dolor y es la corrección más difícil que viene hacer una mamá, dejar ir, dejar que crezcan, dejarlos volar, es una tarea difícil pero acertiva.
“Para todas las mamás quiero que sepan que los hijos y las hijas, siempre vamos a estar conectados, nunca las vamos a abandonar, ni física ni emocionalmente, porque las madres son lo más especial que puede tener una persona”, finalizó Sarah.