Liz, queretana en cuarentena

La queretana se encuentra en Roma en total aislamiento

Liz Moreno

  · martes 24 de marzo de 2020

Foto: Cortesía | Liz Moreno

En un principio fue difícil acostumbrarse al ritmo de esta ciudad, moverse por el centro muchas veces es dejarse llevar por las mareas de turistas que la recorren, ya sea solos o como un rebaño detrás de su respectivo guía. Cuando juega Lazio vs Roma se podría comparar el bullicio de ésta con el de la ciudad que nunca duerme. Pero hoy la capital más hermosa del mundo luce desierta; las plazas y los monumentos de Roma están custodiados por los carabinieri, y pareciera que sin flashes las esculturas se reducen a mármol tallado.

Foto: Cortesía | Liz Moreno

El encierro al que estamos obligados ha hecho de esta ciudad de los emperadores un pueblo casi desierto, digo casi porque no falta el valiente que busca desafiar a las autoridades y sale por ahí, arriesgándose a una multa de 300 a 600 euros y en casos extremos la cárcel. Está permitido salir por víveres y aun así uno se arriesga a recibir el regaño de algún policía por aprovechar la cámara del celular. Si no es por víveres se necesitan permisos especiales para salir; no se trabaja excepto los que prestan algún servicio y necesariamente deben comprobarlo, llevar consigo su permiso.

Foto: Cortesía | Liz Moreno

Las últimas semanas ha habido un clima estable, un poco de frío por las mañanas todavía pero luego esplende un sol que invita a pasear, sin embargo, los libros y clases online son el consuelo de los estudiantes a quien no nos basta el entretenimiento virtual. Es verdad que de las ventanas y balcones sale la gente a cantar, a tocar algún instrumento o incluso cuelgan carteles para para darse ánimo. Dentro y fuera han ocurrido milagros, mucho se habla de lazos familiares fortalecidos, creatividad que despierta y naturaleza que se regenera.

Foto: Cortesía | Liz Moreno

Las costumbres de la sociedad italiana se han visto trocadas, negocios, escuelas e iglesias están cerrados. No hay oficios litúrgicos, pero sé de actos heroicos, por ejemplo, algún sacerdote que se arriesga al llevar la comunión a los necesitados en una especie de contrabando divino. La sociedad, toda, estamos invitados a seguir la misa (o cualquier rito masivo), partidos y conciertos por televisión o internet, y casualmente eso ha reunido a muchos.

Foto: Cortesía | Liz Moreno

Quedarse en casa pareciera lo contrario a lo que nos pide la competitiva sociedad actual. Esta contingencia nos obligó a parar no sólo para “cambiar el foco fundido desde cuando y buscar de dónde salen las hormigas en casa” -como publicó una amiga en su perfil- sino para reflexionar también. Esta pausa, aunque en malas circunstancias, es la oportunidad de plantear como ayudar a los que económicamente no podrán soportar una cuarentena y crear soluciones concretas (como la comunidad de Sant’Egidio acá, que salen a repartir comida y víveres con las medidas sanitarias requeridas).

Recomienda a sus paisanos que tomen las recomendaciones precisas para que no se llegue al grado en el que llegaron en Italia.

Foto: Cortesía | Liz Moreno