Con los fríos que se han sentido en los últimos días en la capital queretana, se antoja un delicioso pan acompañado de un cremosito chocolate o un humeante café, y si ese bizcocho es perfumado con anís, sabe a flor de azar, claramente hablamos del tradicional Pan de Muerto, tan gustado en esta temporada otoñal y en vísperas de la celebración conmemorativa de los fieles difuntos.
El Pan de Muerto, ha tenido grandes transiciones y según historiadores y expertos culinarios su elaboración data desde la época prehispánica. Según el portal Muy Interesante, hay una antigua leyenda que menciona que cuando una princesa era ofrecida a los dioses, su corazón aún latiendo se introducía en una olla con amaranto, después la persona que encabezaba el rito mordía el corazón en señal de agradecimiento a un dios.
La versión de los historiadores señala que el pan de muerto tiene su origen en los sacrificios humanos de la época precolombina.
La otra versión indica que los españoles aterrorizados por tanta sangre, rechazaron este tipo de ceremonias y dieron paso a la elaboración de un pan de trigo en forma de corazón bañado en azúcar pintada de rojo, simulando la sangre de la doncella, y este fue su origen.
Desde tiempos inmemorables se ha consumido el Pan de Muerto, donde las panaderías lo elaboraban a mitad de octubre y dejaban de hacerlo pasando el 2 de noviembre y solo estaba la variedad de adornado con ajonjolí y con azúcar, eso sí perfumado con anís y con ese sabor a flor de azahar que era lo que lo hacía único.
Los tiempos cambian, los paladares, la gastronomía y perniciosamente la mercadotecnia, por lo que hoy en día grandes cadenas comerciales introducen el pan desde mediados de septiembre y dejan de laborarlos hasta casi fines de noviembre, pero no solo la cebra ha cambiado también la variedad y sabores para dar gusto a todos, eso sí algo que es imprescindible es que un pan de muerto lleva sus huesitos y esa deliciosa bolita de masa que lleva en medio, unos dicen es el cerebro, otros el corazón del difunto, sea lo que sea, es exquisita esa parte.
UNA TRADICIÓN MUY MEXICANA
En Querétaro existen sitios donde se vende todo tipo de variedades, desde el tradicional, las donas de pan de muerto, rellenos, bañados de chocolate, de diferentes sabores, pero hay un lugar que se ha caracterizado por llevar el auténtico platillo de la receta mexicana, ese que se dice forma parte de los recetarios conventuales tan celosamente guardados y ese es el Tradicional Pan de Muerto de Hotel Misión Grand Juriquilla, que en esta ocasión su chef Hugo Mejía, recreó con ese sabor único que dan los toques de naranja combinados con el azúcar y el esponjoso del bizcocho hecho a base de huevo, mantequilla y leche.
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Para esta ocasión el restaurante Del Pueblito, perteneciente al hotel, tiene ya a la venta el único pan de muerto con sabor a tradición mexicana, donde lo puedes encontrar bañado en azúcar, ajonjolí y si lo tuyo es el dulce, también lo pueden rellenar, así que no hay pretexto para no saborear este panecito con un chocolate, para acurrucar tu corazón.
El pan tiene un costo de 65 pesos la pieza que es grande y a solo 95 pesos si lo quieres con chocolate, y lo estarán sirviendo hasta el 25 de noviembre; además lo podrás degustar en su hermosa hacienda, que tiene los rincones más instagrameables y espectaculares para que no solo sea ir a comer un pan más, sino vivir toda la experiencia que solo ofrece Hotel Misión Grand Juriquilla y su restaurante Del Pueblito.