Juan Pablo Morales es un joven de 17 años, de los muy pocos ya que en la actualidad se encuentran en un seminario preparándose para ser ordenado como sacerdote de la iglesia católica, pues en los últimos años, esta "profesión" parece estar extinguiéndose entre la juventud, tanto para hombres como para mujeres, una preocupación entre el clero, pues es la alegría y el ímpetu juvenil el que muchas veces da vida a la fe un tanto perdida en estos tiempos.
Durante la entrevista para el programa "Acá entre nos, las cosas como son", transmitido a través de la plataforma en YouTube de Diario de Querétaro, el joven habló del llamado que Dios puso en su corazón desde que era un niño y como fue acercándose poco a poco a la iglesia de San Juan del Río, el terruño que lo vio nacer, acompañado de su mamá Cirila Martínez, abrió su corazón y comparte su testimonio de vida.
"Desde que era pequeño, sabía que sería sacerdote, era lo que yo quería, a mi me gustaba estar cerca de las cosas de Dios, creo que es algo con lo que naces", detalló el joven.
Por su parte su mamá mencionó cómo se dio cuenta que Juan Pablo tenía ese llamado y como lo apoyó para que comenzará su camino, así como la dura prueba de "entregar" a su hijo el más pequeño al llamado del padre, "desde que tenía como tres años mi hijo jugaba a celebrar la misa, agarraba mis misales y hacia su altar e invitaba a sus hermanos y a los vecinos a escuchar misa; lo hacía jugando pero ahí ya venía forjando su vocación", a diferencia de otros pequeños, Juan Pa no pedía juguetes, él deseaba artículos religiosos para "jugar" a realizar la misa "cuando estaba pequeño aún le compré su túnica pues era algo que siempre me pedía", mencionó su mamá; y así como muchos niños sueñan con ser bomberos, policías, doctores y hasta superhéroes, él quería ser sacerdote; actualmente se encuentra preparándose para hacer su postulado a la ciudad de Salamanca en el estado de Guanajuato.
- LAS VOCACIONES EN EL OLVIDO
La iglesia católica está enfrentando una de sus más tristes batallas, pocos son ya los jóvenes que buscan consagrar su vida al señor, pues en todo el mundo la crisis por continuar las vocaciones se han ido mermando y casi un 50 por ciento de jóvenes entre los 18 y los 24 años se declaran no creyentes, "más que no confiar en la iglesia o creer en un ser divino y superior, es que no tienen conocimientos de religión, no viven una espiritualidad y son pocos los que se acercan a la oración", explicaba en una de sus homilías un sacerdote del Templo de San Francisco.
Ir a misa los domingos en familia ya es una tradición casi olvidada, los padres de familia ya no inculcan esa práctica pues muchos también se encuentran "peleados" con Dios y buscan otro tipo de "espiritualidad", sea en otras religiones o en actividades para buscar un encuentro divino, pero ante esto el sacerdote José Luis Arellano alguna vez comentó "es importante tener fe, espiritualidad y fomentarla a los niños, pues siempre es bueno creer en algo divino, que te detenga y te de paz en tu vida".
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Sin duda la iglesia católica ha pasado por crisis y señalamientos, pero el Papa Francisco ha sabido reivindicar el nombre de la religión, invitando a denunciar cualquier abuso o malas prácticas y en algunas ocasiones ha salido humildemente a pedir perdón por actos inapropiados de sacerdotes, situación que muchos le aplauden y celebran qué el pontífice tenga esa apertura para tranquilidad de los católicos.