Una hermosa tradición en todo el mundo en navidad es decorar el árbol, su origen se remonta a los primeros cristianos cuando evangelizando, llegaron al norte de Europa, ahí vieron como esos pueblos celebraban el nacimiento del rey del Sol y la fertilidad, adornando un fresno y la fecha casualmente parecía coincidir con la celebración de la natividad cristiana.

Mediante el fresno, escenificaban la interpretación del universo, la copa del árbol que llamaban asgard era donde habitaban los dioses y donde se encontraba el Valhalla que era la morada del dios Odín; las raíces más profundas era el lugar donde se encontraba el reino de los muertos, posteriormente, según los cristianos fueron evangelizando estas tierras, e incorporaron a los otros a su nueva religión, ya no celebraban el nacimiento del rey sol con el árbol, sino el nacimiento de Cristo.

Se dice que fue San Bonifacio, alrededor del año 740 cuando predicando por estas tierras del norte, vio cómo algunos pueblos seguían con la adoración a sus antiguos dioses, por lo que cortó el árbol de fresno con un hacha y lo sustituyó por un pino, una especie que dura mucho tiempo igual que el amor de Dios, adornándolo con manzanas, símbolo del pecado original y con velas que simbolizaban la luz de Cristo.

Para los cristianos, el árbol de navidad simboliza el bien y el mal, el árbol del fruto prohibido del que comieron Adán y Eva, el árbol de la vida, ya que no se despoja de sus hojas, su colocación en navidad simboliza la alegría por el nacimiento de Cristo para liberarnos del pecado original. Los primeros árboles de navidad eran abetos, elegido por su forma triangular, representación de la Santísima Trinidad.