Oseas Fernández Landaverde es el hijo de la famosa Doña Rufi, quien lamentablemente dejó este mundo hace unos años pero se quedó como encargado de conservar la tradición familiar “La Mestiza”, un pan de arraigo jalpense que ha tenido gran aceptación entre la población y que es un imperdible para quien visita el bello municipio.
A decir de Óseas la panificadora fue fundada por sus padres en 1968 y a la fecha conserva sus hornos, algunos de los utensilios de aquella época, "aquí todo es artesanal y con productos de la región desde los huevos la leche, toda la materia prima es de Jalpan, los hornos son aún de piedra y desde hace 55 años nunca se han apagado, pues el horno necesita una temperatura específica para trabajar, por lo mismo siempre se mantienen calientes".
LA MESTIZA, SABOR CON TRADICIÓN
El pan que ha sido degustado por locales, turistas nacionales y extranjeros, es una elaboración tipo galleta, una mezcla de muchos ingredientes según cuenta el encargado, "cuando mis papás iniciaron la panadería, llegó un panadero ya muy grande y hacía un pan tipo Mestiza, luego mi mamá fue mejorando la receta, hasta finalmente tener la original Mestiza de Doña Rufi; su elaboración, sus ingredientes y la magia, son secretos, actualmente sólo mi hijo, mi papá y yo la hacemos, ya se encuentra desde hace varios años patentada", cuenta Óseas.
Además del pan estrella, ellos manejan otras variedades algunas con los mismos años de antigüedad que la Mestiza, los huesitos, mesticonchas, acordeones, conchas, pan de mantequilla, entre otras 40 variedades, que día a día salen del horno para ser repartidas en tiendas de la comunidad y ser vendidas también en sus instalaciones.
La deliciosa pieza de pan es llevada a la capital queretana casi semanalmente, "es por encargo, pues la gente ya sabe el sabor y calidad que manejamos, y aunque ellos pagan el flete, no dudan en pedirla para disfrutarla".
Actualmente la panadería cuenta con 13 trabajadores y su jornada laboral comienza a las 5 de la mañana, para batir la masa de dulce, echar la leña al horno y comenzar a hornear por 6 horas el pan que gracias al trabajo y dedicación de la familia Fernández Landaverde es ya una tradición y orgullo jalpense.