En la Iglesia de San Agustín, pasando el medio día, la pareja Wuilliams Hernández y Erika Ortíz, después de tres años de novios, decidieron dar el siguiente paso para comenzar una vida juntos, en compañía y testimonio de amplia familia y amistades cercanas.
Las pequeñas pajes, estaban sosteniendo mensajes a los invitados y canastas con bolsas pequeñas de arroz, vestidas de rojo con blanco y coronas adornándoles el cabello. Las damas de honor impecables en todo momento, pendientes de que ningún adorno, vestido o peinado estuviera fuera de orden.
La novia entró a la iglesia, acariciando la carpeta roja con su largo velo y entrelazando su brazo con el de su padre al ritmo del canon de Pachelbel, haciendo que ese caminar hasta el altar resultará en una escena mágica, donde al llegar, el novio la esperaba con amplia sonrisa y el orgullo en la mirada de los padres tanto de él como de ella.