Aunque millones de personas alrededor del mundo pudieron ver en directo el funeral del príncipe Felipe, cuyos restos yacen en el panteón real bajo la capilla de San Jorge, que se encuentra en el castillo de Windsor, fue una ceremonia íntima y en armonía familiar.
Una multitud de espectadores privilegiados a través de redes sociales o la televisión pudieron ver el interior de la imponente capilla elegida y cada detalle de la ceremonia planeado por el propio duque de Edimburgo.
Una breve toma de la reina Isabel II al inicio de la ceremonia religiosa, la mostró abatida, con la cabeza baja, el rostro oculto por un sombrero y el cubrebocas que obligatoriamente usaron los 30 invitados al acto. La imagen de la desolación tras la pérdida de quien fue su consorte durante 73 años.
La ceremonia religiosa comenzó con un recuerdo en honor “a la lealtad para nuestra reina, su servicio a la nación, la valentía, fortaleza y fe” del fallecido duque de Edimburgo.
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“Nuestras vidas se han enriquecido por los desafíos que estableció, su ánimo, su amabilidad, su humor y su humanidad”, expresó el decano de Windsor, quien ofició la ceremonia junto al arzobispo de Canterbury en la capilla, que fue abierta la última vez para el funeral de la madre del príncipe Felipe, Alicia de Battenberg en 1969.
Un coro de tres hombres y una mujer interpretó los cantos religiosos en un área apartada del cortejo, mientras las cámaras mostraban distintas tomas de los altísimos muros de la capilla rodeada de vitrales. Un gaitero avanzó por los pasillos hasta llegar a otra área en el interior, donde cuatro cornetines y cuatro trompetas tocaron a distancia del coro hacia el final de la ceremonia.
Una última imagen de Isabel II, aislada por las disposiciones sanitarias, quien fue la primera en abandonar la capilla, junto a los religiosos, puso fin a la transmisión desde el interior.
Una vez terminada, las cámaras siguieron a la familia real; los hermanos Harry y William caminaron juntos y se les vio conversando amablemente, lo cual es relevante pues habían estado distanciados a raíz de la relación de Harry con Meghan Markle, que tuvo su punto más álgido cuando la pareja, que ya había renunciado a sus privilegios y obligaciones reales, dio una entrevista a Oprah Winfrey en la que hablaron negativamente de la familia.
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