Querétaro se ha caracterizado por su gusto a las corridas de toros o la también llamada “fiesta brava”, desde la época colonial, como lo refiere el libro “El Querétaro del Ayer”, escrito por Carlos Manuel García Alcocer, donde narra que la primera plaza de toros en la capital fue la llamada “Plaza Grande” o “Plaza San Francisco”, que se encontraba ubicada en lo que hoy es el Jardín Zenea y fue construida, aparte de correr toros, como se llamaba en ese entonces a la fiesta taurina, para celebrar importantes acontecimientos en la ciudad.
La Plaza Grande festejó con un correr de toros la llegada del agua a Querétaro, por el acueducto en 1738.
Hicieron varios eventos para recaudar fondos para la construcción de la Alameda en 1797. Este lugar que era de madera duró 170 años funcionando.
En 1830 se inauguró la plaza “Huaracha” o también conocida como “Tauromaquia”, que se encontraba en lo que hoy es Zaragoza y Vergara, su construcción ya fue hecha de adobe y madera.
Con el pasar de los años fue edificada, la primera plaza de toros, hecha de mampostería, que fue la sensación entre la sociedad queretana, amante de la fiesta taurina. La Plaza Occidente, como se le llamó se encontraba ubicada en lo que hoy son las calles de Quintana Roo y Avenida del 57, fue construida en 1870 por Don Silvestre Méndez y retirada en 1903.
Y entonces llegó la famosa Plaza Colón, que ya desde 1894, empezaba su construcción, donde hubo algunas corridas menores, posteriormente cerrada, y reinaugurada en 1898, fue concluida en 1906.
Sin duda como lo han escrito historiadores como, Manuel de la Llata, este espacio es de los más recordados y donde pisaron grandes figuras del ambiente taurino su ruedo como, Juan Silveti, “El Curro”, Fermin Espinoza “Armillita”, Carlos Arruza, entre muchos más.
Algo que sobresale de estas historias es la pasión que muchos aficionados tuvieron por estos espectáculos de tauromaquia y prueba de ello, fueron los primeros médicos encargados de prestar el servicio a los toreros como los hermanos, Francisco y José Alcocer Pozo, Felipe Núñez Lara, Arturo de la Isla, entre otros más, que siempre estaban pendientes desde el callejón al cuidado de los lidiadores.
La Plaza Colón fue demolida en 1961, para enojo de los espectadores y ya siendo una tradición queretana la famosa corrida de navidad, un grupo de aficionados no queriendo pasar por alto la festividad de 1962, construyeron una plaza improvisada, junto a la Parroquia de Santiago (Próspero C Vega, esquina 16 de Septiembre), la cual fue todo un éxito teniendo como figuras a Alfonso Ramírez “Calesero” y Manuel Capetillo, amenizado el evento el cantante de la época Pedro Vargas.
Los seguidores de este deporte, en medio de la corrida levantaron una manta pidiendo la construcción de una nueva plaza y fue ahí que Nicolás González Jáuregui, se comprometió a construir, una plaza digna y a la altura de la afición queretana.
Fue entonces que el 22 de diciembre de 1963, fue inaugurada La Plaza de Toros Santa María de Querétaro con la Feria Navideña.
En este icónico recinto, han desfilado grandes figuras del ambiente taurino, que a su decir guardan momentos de gloria y de frustración, pues el público queretano es exigente y conocedor, por lo que no es fácil llenar sus expectativas.
Hoy ante la noticia de su venta y probable demolición, existe un dejo de nostalgia y tristeza pues la Santa María es un referente de Querétaro, que a punto de cumplir 59 años, ha marcado a muchos, tanto en lo profesional como los lazos familiares y afectivos que guardan sus callejones, muros, ruedo y las andanadas.