/ sábado 10 de febrero de 2024

Club de medianoche: amigos se reúnen a bailar en el jardín Zenea

No son vampiros, pero les encanta la vida nocturna y al grito de ¡Cigarros, cigarros!, una pequeña bocina, atole, café, tamales y tortas, comienza la diversión para “Los amigos del Zenea”


Es la una de la mañana, la temperatura comienza a bajar y mientras ya la mayoría de los queretanos están en dulces sueños, en una parte del Jardín Zenea la vida comienza…poco a poco bien abrigados pero más “frescos que una lechuga” llegan “Los Amigos del Zenea”, un grupo de personas que acostumbran reunirse para ¡Vivir la noche!.

Danzoneros de corazón, amantes de la madrugada, unos buscando amistad, otros algo más, pero todos con un solo objetivo, ser felices y disfrutar de la compañía de otros que como ellos son nocturnos y les gusta la fiesta, “no, no es soledad, pero hemos hecho un grupo bien bonito (…) yo ya estoy solo y aquí encontré amigos y hasta un amor, solo que ella se regresó a su tierra, pero acá quedan los demás y me gusta venir”, menciona uno de los amigos del Zenea, quien prefiere no revelar su nombre.

Cada historia es diferente, pero un común denominador es buscar la amistad y compañía, como Irma Vargas quien ya tiene más de 20 años acudiendo al Zenea, vengo como un homenaje a mi papá, un recuerdo (…) a él le gustaba venir los domingos a bailar danzón, entonces yo lo acompañaba, tengo más de 20 años haciéndome presente”.

Irma cuenta que le gusta bailar danzón y todo lo que conlleva, los vestidos, trajes, plumas, los pasos, pero sobretodo el ambiente y el grupo que han formado, Soy ama de casa, estoy casada desde hace 42 años, mi marido está ya jubilado, pero no le gusta venir, entonces llego sola, ya todos me conocen, hicimos una familia más. Es como una terapia, aquí nos contamos nuestros problemas, nuestras alegrías y aunque no lo crean también seguimos teniendo sueños”, aseguró Irma.

A decir de los integrantes de este peculiar grupo entrada la madrugada es cuando comienza la diversión, “el de los tamales llega después de las 12, también el doctor como a la 1:30”, me explican las pocas personas que se encontraban reunidas en el sitio, “llegaste muy temprano acá lo bueno comienza a las dos”.

Bailar es una de sus pasiones y lo hacen muy bien. Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro


A lo lejos se ve llegar a una guapa rubia que al grito de ¡cigarros, cigarros! hizo su arribo y los amigos la recibieron efusivamente, ella es Marina, quien se dedica a venderles tabacos, pero también forma parte del grupo, vengo a convivir, me gusta estar con ellos platicar y pues sacó unos pesos con la venta de cigarros, me siento segura y la paso muy bien”.

Pedro Nieto es el doctor del grupo, un médico ya jubilado y a quien todos los amigos le tienen un gran aprecio, “es muy buen doctor, luego cuando nos sentimos mal nos receta, es un gran amigo”, mencionan.

Otro personaje importe es Diego el que vende los tamales, atole y tortas, él acude con su carrito pasadas las 12 de la noche, “yo venía antes aquí porque me gusta el ambiente, luego el señor que vendía los tamales, me traspasó el negocio y ahora además de platicar y pasarla bien trabajo; si me va bien y ya me voy después de las 6 de la mañana, porque luego los que van a trabajar o regresan de sus fiestas me compran”.

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Cada integrante de este peculiar club social tiene su historia, sus motivos para llegar al cobijo de la madrugada y esperar los primeros rayos del sol para retirarse a sus domicilios, “yo me voy como a las 6 de la mañana, ya que pasa la ruta que me lleva a mi casa (…) luego si me voy en taxi, pero prefiero ahorrar”, menciona divertido José.

“Los Amigos del Zenea” dicen sentirse tranquilos en su lugar de reunión, pues en el grupo no toman alcohol y se ven como una gran familia. Aunque se han suscitado casos violentos bien conocidos por la ciudadanía, ellos explican que son casos no comunes y que por el contrario ahora hay más seguridad. Y efectivamente alrededor del Zenea se encuentran varias patrullas y los oficiales hacen sus rondines a pie, además ellos no causan problemas y también los evitan, por lo que los mismos policías los van identificando y saben que a estos “vampiros”, les encanta el cotorreo, la bohemia, el baile, estrechar lazos de amistad, aunque también y si se da, ¿porqué no?, encontrar a ese alguien a quien entregarle su corazoncito.


Es la una de la mañana, la temperatura comienza a bajar y mientras ya la mayoría de los queretanos están en dulces sueños, en una parte del Jardín Zenea la vida comienza…poco a poco bien abrigados pero más “frescos que una lechuga” llegan “Los Amigos del Zenea”, un grupo de personas que acostumbran reunirse para ¡Vivir la noche!.

Danzoneros de corazón, amantes de la madrugada, unos buscando amistad, otros algo más, pero todos con un solo objetivo, ser felices y disfrutar de la compañía de otros que como ellos son nocturnos y les gusta la fiesta, “no, no es soledad, pero hemos hecho un grupo bien bonito (…) yo ya estoy solo y aquí encontré amigos y hasta un amor, solo que ella se regresó a su tierra, pero acá quedan los demás y me gusta venir”, menciona uno de los amigos del Zenea, quien prefiere no revelar su nombre.

Cada historia es diferente, pero un común denominador es buscar la amistad y compañía, como Irma Vargas quien ya tiene más de 20 años acudiendo al Zenea, vengo como un homenaje a mi papá, un recuerdo (…) a él le gustaba venir los domingos a bailar danzón, entonces yo lo acompañaba, tengo más de 20 años haciéndome presente”.

Irma cuenta que le gusta bailar danzón y todo lo que conlleva, los vestidos, trajes, plumas, los pasos, pero sobretodo el ambiente y el grupo que han formado, Soy ama de casa, estoy casada desde hace 42 años, mi marido está ya jubilado, pero no le gusta venir, entonces llego sola, ya todos me conocen, hicimos una familia más. Es como una terapia, aquí nos contamos nuestros problemas, nuestras alegrías y aunque no lo crean también seguimos teniendo sueños”, aseguró Irma.

A decir de los integrantes de este peculiar grupo entrada la madrugada es cuando comienza la diversión, “el de los tamales llega después de las 12, también el doctor como a la 1:30”, me explican las pocas personas que se encontraban reunidas en el sitio, “llegaste muy temprano acá lo bueno comienza a las dos”.

Bailar es una de sus pasiones y lo hacen muy bien. Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro


A lo lejos se ve llegar a una guapa rubia que al grito de ¡cigarros, cigarros! hizo su arribo y los amigos la recibieron efusivamente, ella es Marina, quien se dedica a venderles tabacos, pero también forma parte del grupo, vengo a convivir, me gusta estar con ellos platicar y pues sacó unos pesos con la venta de cigarros, me siento segura y la paso muy bien”.

Pedro Nieto es el doctor del grupo, un médico ya jubilado y a quien todos los amigos le tienen un gran aprecio, “es muy buen doctor, luego cuando nos sentimos mal nos receta, es un gran amigo”, mencionan.

Otro personaje importe es Diego el que vende los tamales, atole y tortas, él acude con su carrito pasadas las 12 de la noche, “yo venía antes aquí porque me gusta el ambiente, luego el señor que vendía los tamales, me traspasó el negocio y ahora además de platicar y pasarla bien trabajo; si me va bien y ya me voy después de las 6 de la mañana, porque luego los que van a trabajar o regresan de sus fiestas me compran”.

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Cada integrante de este peculiar club social tiene su historia, sus motivos para llegar al cobijo de la madrugada y esperar los primeros rayos del sol para retirarse a sus domicilios, “yo me voy como a las 6 de la mañana, ya que pasa la ruta que me lleva a mi casa (…) luego si me voy en taxi, pero prefiero ahorrar”, menciona divertido José.

“Los Amigos del Zenea” dicen sentirse tranquilos en su lugar de reunión, pues en el grupo no toman alcohol y se ven como una gran familia. Aunque se han suscitado casos violentos bien conocidos por la ciudadanía, ellos explican que son casos no comunes y que por el contrario ahora hay más seguridad. Y efectivamente alrededor del Zenea se encuentran varias patrullas y los oficiales hacen sus rondines a pie, además ellos no causan problemas y también los evitan, por lo que los mismos policías los van identificando y saben que a estos “vampiros”, les encanta el cotorreo, la bohemia, el baile, estrechar lazos de amistad, aunque también y si se da, ¿porqué no?, encontrar a ese alguien a quien entregarle su corazoncito.

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