Elda María Gamiz se encuentra de manteles largos por festejar por primera vez el Día de las Madres, junto a su pequeñita Isabella Mercadante, quien llegó a este mundo para llenar de dicha a la modelo y a su papá el conductor Rafael Mercadante; en exclusiva para Diario de Querétaro plática lo que han sido estos meses como mamá.
La modelo recuerda que fue muy peculiar la manera en que se enteró que sería mamá. “Fue algo muy chistoso como me enteré que sería mamá(…) resulta que uno de los mejores amigos de Rafa, soñó que estaba embarazada, entonces nos comentó su sueño, y primero me quedé en shock y aunque primero pensé, ¡no eso no puede ser!, luego me cayó el veinte que yo ya tenía muchos ascos, así que me hice la prueba y salió positiva, fue de los momentos más hermosos de nuestras vidas”.
Su camino a partir de ese momento no fue tan fácil pues los ascos y malestares se hicieron presentes, y así lo recuerda Elda María, “ al principio me la pasaba abrazando el inodoro, ¡no salía del baño!, todo lo que comía se me revolvía y lo vomitaba, no podía oler nada, menos comer, fue muy pesado ese principio. Ya para el segundo trimestre, todo fue una maravilla, tenía muchos antojos y comenzamos a conectar de una mejor manera el bebé y yo, sentir sus primeros movimientos, ver mi cuerpo crecer, sentir el corazoncito de mi pequeñito fue algo sublime; para el tercer trimestre, mi cuerpo ya estaba más grande, era muy cansado, ya en la recta final no podía acomodarme, pero para esos momentos ya sabía que era Isabella a quien traía en mi vientre, fue una etapa que disfrute al máximo, visite el mar con Rafa quien siempre me consintió muchísimo, así que viví plenamente esa última etapa, donde me preparé para recibir a mi chiquita de la mejor manera”.
“Mi primera semana ya como mamá, la viví con las ojeras al suelo, pero feliz, fueron muchos cambios pues a mi me preocupaba mucho no entender porque Isabella lloraba, no sabía que tenía y eso me llenaba de angustia, revisaba el pañal, si había comido lo suficiente y todo estaba bien, entonces más me asustaba por no poder hacer que se calmara, con el tiempo nos fuimos conociendo mi beba y yo, nos adaptamos, aprendí que a veces los bebés tienen calor, frío, están incómodos y un sin fin de situaciones más”, recuerda nostálgica.
SU ETAPA COMO MAMÁ
Pese a que Elda María es una mamá muy joven y por llamarlo de alguna manera de la nueva era, ella confiesa ser una mami a la antigüita y bastante aprensiva, pues se preocupa mucho por el bienestar de su niña, trata que Isabella esté lo mejor cuidada posible y desde su llegada se ha vuelto prioridad en su vida, “la maternidad me cambió para bien, ahora tengo otras prioridades que antes no las tenía, estoy feliz y ya no me preocupo por otras cosas que en su momento pensaba que eran importantes, es como tener otro chip, ver la vida diferente, te ocupas por que el mundo sea mejor y dárselo a tu hija, tu tiempo ya solo lo compartes con ella, y eso es simplemente maravilloso”.
Elda María y Rafael Mercadante han sabido llevar muy bien la parte de padres, ambos están fascinados por la pequeña quien ha traído a casa la alegría y tiene “embobados” a sus papás con esa carita llena de ternura.
“Isabella es una niña muy risueña, tranquila, tenemos una conexión sensacional, algo que se siente desde el corazón, veo a mi chiquita y todo se me olvida, es ver a ese pedacito de cielo que viene a reforzar el amor que nos tenemos Rafa y yo, que hizo que nuestras vidas dieran un giro completo”.
La influencer reconoce que desde siempre, soñó con ser mamá, era algo que la hacía feliz, que deseaba con el corazón y cuando supo que una nueva vida venía en camino, vio cristalizado ese sueño el cual ha sido maravilloso, “es increíble esta etapa, me cambió el panorama total, despertó en mí emociones y actitudes de protección de amor, responsabilidad, saber que ya no somos sólo los dos que ahora somos 4 y entendí esa parte de Rafa como papá de su primera hija, con quien me llevó muy bien, somos una gran familia”, aseguró.
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Finalmente Elda María, reflexiona sobre su papel de madre, donde si bien al principio tuvo miedo, hoy ya no, pues ese instinto maternal ha vencido miedos, ha conocido el amor incondicional, aprendiendo a través de los ojos de su amada hija que la vida se ve diferente, y que ahora ella es la mano qué guía, que educa, que formará una personita de amor, y que espera con ansias esa primera vez que le llame “mamá”.