Con una misa de acción de gracias en el templo que guarda grandes recuerdos de su niñez, San Agustín, el maestro Aurelio “Yeyo” Olvera recibió un homenaje a su legado musical y al mismo tiempo la celebración de sus 85 años de vida.
Acompañado de familiares, grandes amigos y alumnos, el maestro llegó puntual a la cita y tras las celebración litúrgica se dio paso al homenaje que fue preparado por el Coro y Ensamble de Alientos “Mtro. Antonio Hernández Chavela”, al frente de César Serrano Amador que tuvo a su cargo la dirección del ensamble de alientos. Daisy Anizar Lucio estuvo frente al conjunto coral y Joel Estrella realizó la ejecución del piano.
En breve plática para Círculos de Diario de Querétaro Yeyo recordó sus inicios cuando su padre lo llevaba a San Agustín y cómo comenzó su amor por el arte musical y agradecido por esta celebración que no se esperaba.
“Estoy muy emocionado de que me acompañen mis amigos, mi familia, pero sobre todo con Dios que me permite seguir aquí”.
“Quiero estar primero bien con Dios con mis compañeros que estuvieron tantos años conmigo; pedirles perdón por todo lo que significó la ofensa, el mal trato (…) pero fue parte de hacer las cosas mejor, parte del aprendizaje. Había que exigir, porque si no ustedes hacen como que yo les enseño, y ustedes como que aprenden”.
Con 53 años dedicado a la enseñanza musical, “Yeyo” es recordado por varias generaciones de queretanos a los que de una u otra manera les forjó el gusto por las bellas artes, “Fue mi maestro en la Universidad Autónoma de Querétaro (…) fíjate cuántos años tendrá eso, que el edificio aún estaba en 16 de septiembre. Ahí fui parte de la estudiantina de la UAQ y en efecto “Yeyo” era exigente, pero también muy amoroso. Guardo los mejores recuerdos y estoy feliz de celebrar a su lado”, mencionó Lulú Borja.
“Gran amigo, ser humano que siempre acompañó a sus alumnos, era muy comprometido y sacaba lo mejor de ti. A muchos nos entusiasmaba la música, a otros no tanto, entonces a los que les veía potencial, se los traía cortitos”, recordó entre risas Carlos Esquivel.
El homenaje consistió en un programa musical donde se interpretaron piezas como “Angelus from ‘Scenes Pittoresques’” de J. Massenet, “Serenade” de F. Schubert y “Heac dies” de J. S. Bach.
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Y entre “otra, otra”, sus ex compañeros, pupilos y entrañables amigos, cantaron las tradicionales mañanitas que acompañadas con el ensamble resultaron magistrales y tan emotivas que al querido maestro se le salieron las lágrimas y agradeció tanto amor para su persona.
¡Gracias maestro! por todo su legado musical, por su cariño y dedicación, pero sobre todo por el gran amor con el que nos enseñó a amar y respetar la música. ¡Muchas felicidades!