Testimonios de vida; que son un ejemplo a seguir por las decisiones que se tomaron, por el arraigo a la familia y por la fe que promueven, son dignos de contar a manera de reflexión y de hacer conciencia para estar alertas hombres y mujeres de lo que pueda suceder en el cuerpo. La auto exploración y la visita al doctor por lo menos una vez por año son recomendable. Adriana Castro de Alverde, madre, esposa e hija tuvo cáncer, lo detectó a tiempo a pesar de días impactantes, lo superó y su historia la comparte para sensibilizar a más mujeres del cuidado en la salud.
Justo el 6 de octubre de 2015 estaba dormid y tenía varios días con dolor de pecho, así inicia Adriana su relato; inmediatamente se revisó y sintió una bolita, al día siguiente le dijo a su esposo Luis Alverde y juntos fueron a hacerle un ultrasonido con el doctor Herbert quien le dio un tratamiento ya que le dijo que probablemente se le iba a quitar porque estaba muy chiquito el tumor. Pasó un mes y no se quitó el dolor así que le sugirió el doctor a Adriana quitárselo para hacer una biopsia, así que la operó, se lo quitó y justo en el tumor no había cáncer sino que el doctor muy atinadamente quitó dos centímetros alrededor y en uno de los conductos de la leche, ahí, desafortunadamente estaba.
“Fui la peor informante que existe en el universo”, cuenta Adriana que fue sola al doctor porque le iban a quitar un dren que tenía por la cirugía, y al enterarse de la noticia quiso decirle inmediatamente a Luis, pero no le contestó y le dejó mensaje por whats app anunciándole que tenía cáncer; luego les marcó a sus papás que estaban de viaje y ahí mismo les dio la noticia; después en el grupo de la familia donde se supone solo estaban los hermanos y los tíos también les dijo a todos directo lo que estaba pasando, pero sus hijos estaban incluidos sin que ella supiera. Así que se formó una revolución porque inmediatamente le llamaron a ella del colegio de sus hijos diciéndole que estaban llorando muy tristes pues acababan de leer el mensaje. Tal vez fue lo mejor, explica, porque necesitaba sacarlo, explotar y seguir adelante.
Primero le hicieron mastectomía completa donde le quitaron ganglios, después 12 sesiones de quimioterapia de una y luegocuatro de otra; después le hicieron la mastectomía bilateral de la mama derecha. Con el sentimiento que puede tener una mujer que ha pasado por el dolor más grande del mundo, como perder hace más de 10 años a un hijo Alejandro; con la voz entrecortada, con las lágrimas de tristeza, pero con la actitud de una mujer guerrera, aseguró que han sido de los peores momentos que ha vivido, “muy cañón”, expresó.
Los cambios físicos más fuertes a los que tuvo que enfrentarse, dice Adriana fue verse al espejo después de la mastectomía, que no tenía la reconstrucción, la comparó con muchas cosas que la entristecieron , “la verdad bien gacho, recuerdo que estaba petrificada en el espejo y me dije, pues ni modo, después me arreglan; pero todavía el más difícil fue en Semana Santa de 2016 que fue cuando perdí el cabello”, recuerda que estaba con la familia en Tepeji del Río conviviendo cuando de repente sintió que le daba mucha comezón en su cabeza y le ardí , por la mañana en su almohada había dejado más cabello de lo usual, entonces le habló a su oncólogo y este le sugirió se rapara, en ese momento se metió al baño Adriana a llorar de tal forma que llamó la atención de Mary, la persona que le ayuda y fue ella quien la animó a tomar la decisión diciéndole que ya le tenía algunos gorritos bonitos para su cabeza. Luis en ese momento la tomó de la mano y la llevó a una peluquería donde la que atiende, con su gran psicología la distrajo y la hizo sentir útil y divertida con sus ocurrencias. Al llegar a la casa seguía el ardor y Mary fue quien la rapó completamente y aunque lloró mucho ese día, Fátima su hija pequeña fue quien con su ternura la tranquilizó.
“Cuando Ale murió sufrí obviamente mucho pero ya no podía hacer más, pero con este cáncer, en el proceso que me tocó vivir todos los días me preguntaba si iba a amanecer ,sobre todo después de las quimios con las cuales me ponía muy mal; la incertidumbre de pensar y si me muero, mucha gente me dice que sabían que no me iba a morir, pero yo siempre tuve mis dudas y muchas veces, solo me quedaba decir: Señor Jesús , déjame decirles y les demuestro a mis hijos que los quiero. Hoy vivo, viendo”.
Antes vivía por inercia, lo que hace una vida común, dice, con asuntos, con problemas y sin problemas, ahora se siente comprometida a disfrutar cada momento, cada segundo, el estar viva y sentir los rayos de sol por su cara, por su espalda, poder levantarse, cenar con su marido, platicar con la familia y con los amigos. “Es un regalo, todo lo que pasa y todo lo que existe, es lo que he aprendido”.
SEÑALES Y ACCIONES PARA CONTINUAR
Estaba un día Adriana que se sentía morir, con mucho dolor en los brazos, con náuseas espantosas, y estaba justo rezando diciéndole a Dios que si tenía muchos días más así que mejor viniera ya por ella, que no quería que sus hijos la vieras sufrir de esta manera ; entonces entra su hijo Esteban al cuarto y le dice -mamá ya párate, a lo que le contesta no puedo, me siento muy mal, es que tu no entiendes lo que es estar harto de verte tirada, Adriana le contesta , te entiendo pero no tengo fuerza, y él con su sabia respuesta de niño le recuerda que cuando él ya no puede jugar más en los partidos de futbol, su mamá siempre le dice: claro que puedes, claro que puedes- Entonces la tomó de la mano y la paró de la cama para llevarla a ver una película a la sala juntos.
“Si me preguntas ¿a qué me aferré?, pues a mis hijos, le decía a mi esposo, quiero conocer a mis nietos, quiero estar contigo, y él todos las noches con sus ojillos que además los tiene hermosos, me veía y me decía, prométeme que no te vas a morir. Yo lo veía a él muy preocupado, lo quiero mucho y pensaba que quería envejecer con este señor a quien amo tanto, le decía a Dios que me diera chance por favor; me aferré a vivir con mi marido y a seguir siendo mamá de mis hijos y conocer a mis nietos, que ojalá diosito me regale muchos”, -sonríe con agradecimiento-
MENSAJE PARA SEGUIR LUCHANDO
El mensaje que nos deja Adriana a través de su testimonio, es de amor, es de tener amor propio, parte de ser mujer es el de cuidarnos y protegernos, pero además es un sentido de responsabilidad hacia la familia, así ella lo siente, en este mes de octubre que todo se pinta de rosa para recordar a las mujeres que es importante checarse cualquier día del año. “Bendito color rosa que nos recuerda tener salud, pero tenemos que cuidarnos todos los días porque siempre hay alguien esperando por ti, aunque no lo creas, siempre hay alguien por la que tu lucha es importante , ve al médico, chécate, no pasa nada, no duele. Si yo te dijera lo que duele una quimioterapia, lo que duele que se te caiga el cabello, lo que duele la incertidumbre de que si la vas a librar o no, qué más da un análisis, qué más da un chequeo, cuídate”, así finalizó.