/ miércoles 1 de abril de 2020

El coronavirus paraliza actividad en el Everest

Por cierre global de las fronteras y la suspensión de los vuelos, lo que a amenaza el sustento de los famosos sherpas locales

La localidad montañera de Khumjung, en el Himalaya, debería estar llena antes del próximo inicio de la temporada de escalada del Everest, pero el coronavirus obligó a "cerrar" la más alta cumbre del planeta y amenaza el sustento de los famosos sherpas locales.

Aunque no hay casos de virus en esta localidad --donde vive la etnia de los sherpas, colaboradores esenciales para los escaladores del Everest-- la actividad en la cadena montañosa está paralizada debido al cierre global de las fronteras y la suspensión de los vuelos.

Phurba Nyamgal Sherpa --que ha escalado el Everest y otras montañas desde que tenía 17 años-- se preocupa ahora por su futuro, igual que cientos de otros guías y trabajadores de expediciones en la región.

El material de escalada está inutilizado en el interior de las casas de Khumjung, con sus techos de piedra verde. Y están vacíos los hoteles y "tea shops" destinados a los excursionistas y montañistas que otros años se aprestan a iniciar el asalto a la cumbre de Everest, a 8 mil 848 metros de altura.

Nepal suspendió el 12 de marzo todos los permisos para la totalidad de las expediciones montañeras, cerrando de hecho sus cumbres.

Ello supone una pérdida de al menos 4 millones de dólares en permisos de escalada al Everest, pues cada uno cuesta unos 11 mil dólares.

Pero tanto Sherpa como otros guías, cuya actividad es a menudo el único sustento de sus familias, se enfrentan a un problema aún mayor.

En efecto, la temporada del Everest, desde principios de abril a fines de mayo, permite alimentar a las familias de los sherpas durante todo el año, gracias a sus ganancias que oscilan en ese período entre 5 mil y 10 mil dólares.

La montaña, un trabajo

"No vamos a las montañas porque queramos, es nuestra única manera de trabajar", dice Sherpa a la AFP en su casa de Khumjung, donde vive con su mujer y su hijo de seis años.

Sherpa, de 31 años, ha llegado a la cumbre del Everest ocho veces y ayudado a escalarlo a decenas de personas.

El año pasado, hubo en la temporada un récord de 885 personas que coronaron la cumbre del Everest, 644 de ellos desde el lado nepalí.

Pero hoy el coronavirus ha dejado desiertos los campamentos de base.

Namche bazaar, la última localidad antes de esos campamentos, está también desierta.

"Con la temporada cancelada, ya nadie tiene trabajo (...) Todos vuelven a casa", dice por su lado Pemba Galzen Sherpa, que ha subido 14 veces a la cumbre del Everest.

Buena decisión

No solamente los sherpas se ven afectados. El turismo contribuye con cerca del 8% al PIB de Nepal, y genera cerca de un millón de empleos.

Nepal, que aún se recupera de un devastador terremoto en 2015, esperaba atraer en 2020 una cifra récord de dos millones de turistas. Esa ambición queda naturalmente frustrada este año.

Pero los residentes de la región del Everest están de acuerdo con la decisión del gobierno. El riesgo de infección es real.

En la primaveral temporada hay centenares de montañistas y excursionistas que acuden a la región. Y en los campamentos de base, los montañistas y los sherpas nepalíes conviven en estrechas condiciones.

Además, a medida que el aire se hace más raro, es cada ves más difícil respirar a elevadas alturas, lo que supone un serio añadido a los riesgos que plantearía una epidemia de cualquier tipo.

El renombrado montañista Phurba Tashi Sherpa, que ha subido 21 veces al Everest, afirma que el coronavirus provocaría un verdadero caos si se propagara en las localidades himalayenses.

"Aunque nos cueste nuestro trabajo, es una buena decisión", afirma.

La localidad montañera de Khumjung, en el Himalaya, debería estar llena antes del próximo inicio de la temporada de escalada del Everest, pero el coronavirus obligó a "cerrar" la más alta cumbre del planeta y amenaza el sustento de los famosos sherpas locales.

Aunque no hay casos de virus en esta localidad --donde vive la etnia de los sherpas, colaboradores esenciales para los escaladores del Everest-- la actividad en la cadena montañosa está paralizada debido al cierre global de las fronteras y la suspensión de los vuelos.

Phurba Nyamgal Sherpa --que ha escalado el Everest y otras montañas desde que tenía 17 años-- se preocupa ahora por su futuro, igual que cientos de otros guías y trabajadores de expediciones en la región.

El material de escalada está inutilizado en el interior de las casas de Khumjung, con sus techos de piedra verde. Y están vacíos los hoteles y "tea shops" destinados a los excursionistas y montañistas que otros años se aprestan a iniciar el asalto a la cumbre de Everest, a 8 mil 848 metros de altura.

Nepal suspendió el 12 de marzo todos los permisos para la totalidad de las expediciones montañeras, cerrando de hecho sus cumbres.

Ello supone una pérdida de al menos 4 millones de dólares en permisos de escalada al Everest, pues cada uno cuesta unos 11 mil dólares.

Pero tanto Sherpa como otros guías, cuya actividad es a menudo el único sustento de sus familias, se enfrentan a un problema aún mayor.

En efecto, la temporada del Everest, desde principios de abril a fines de mayo, permite alimentar a las familias de los sherpas durante todo el año, gracias a sus ganancias que oscilan en ese período entre 5 mil y 10 mil dólares.

La montaña, un trabajo

"No vamos a las montañas porque queramos, es nuestra única manera de trabajar", dice Sherpa a la AFP en su casa de Khumjung, donde vive con su mujer y su hijo de seis años.

Sherpa, de 31 años, ha llegado a la cumbre del Everest ocho veces y ayudado a escalarlo a decenas de personas.

El año pasado, hubo en la temporada un récord de 885 personas que coronaron la cumbre del Everest, 644 de ellos desde el lado nepalí.

Pero hoy el coronavirus ha dejado desiertos los campamentos de base.

Namche bazaar, la última localidad antes de esos campamentos, está también desierta.

"Con la temporada cancelada, ya nadie tiene trabajo (...) Todos vuelven a casa", dice por su lado Pemba Galzen Sherpa, que ha subido 14 veces a la cumbre del Everest.

Buena decisión

No solamente los sherpas se ven afectados. El turismo contribuye con cerca del 8% al PIB de Nepal, y genera cerca de un millón de empleos.

Nepal, que aún se recupera de un devastador terremoto en 2015, esperaba atraer en 2020 una cifra récord de dos millones de turistas. Esa ambición queda naturalmente frustrada este año.

Pero los residentes de la región del Everest están de acuerdo con la decisión del gobierno. El riesgo de infección es real.

En la primaveral temporada hay centenares de montañistas y excursionistas que acuden a la región. Y en los campamentos de base, los montañistas y los sherpas nepalíes conviven en estrechas condiciones.

Además, a medida que el aire se hace más raro, es cada ves más difícil respirar a elevadas alturas, lo que supone un serio añadido a los riesgos que plantearía una epidemia de cualquier tipo.

El renombrado montañista Phurba Tashi Sherpa, que ha subido 21 veces al Everest, afirma que el coronavirus provocaría un verdadero caos si se propagara en las localidades himalayenses.

"Aunque nos cueste nuestro trabajo, es una buena decisión", afirma.

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