Me acabo de dar una escapadita a San Miguel de Allende. Fue una visita de un par de días después de meses de no pasar por ahí. A diferencia de otras ocasiones, esta vez fui entre semana y gracias a eso me tocó una ciudad tranquila donde pude caminar y recorrer sus calles con total libertad. Eso me hizo recordar la época cuando vivía en Malinalco y el pueblo se transformaba de un lugar calmo y apacible de lunes a jueves, a otro caótico y ruidoso de viernes a domingo. Ahora veo que pasa lo mismo con la ciudad guanajuatense.
Entre las sorpresas que me encontré en mis recorridos fue la exposición “La Danza” de Rafael Coronel en la sala de exhibición del Palacio Municipal. Una veintena de obras, pinturas y esculturas, conforman esta exposición que robará el aliento a más de uno con ese sello tan particular del artista zacatecano, gran exponente del movimiento expresionista en nuestro país.
No se quiere salir de ese mundo fantástico que pinta Coronel. El mago que sostiene al universo entre sus dedos, el que toca la flauta mientras cuelga de sus manos una máscara con su propio rostro, ese rostro anguloso, afilado, con barbas largas y blancas que vemos repetirse una y otra vez en sus creaciones. La melancolía encerrada en las expresiones de estos personajes contrasta con la luz y colorido del contexto. Nos hace flotar, como si fuéramos presa de un encanto, con solo verlo. El recorrido culmina con —quizás— mi obra favorita del artista: El Regalo. El fondo dorado, el colibrí que aletea, el rojo intenso, todo forma una pieza de una armonía perfecta que embruja.
Pero, ¿qué más puedo decir si Salvador Elizondo, otro grande, lo ha descrito así?:
«Las imágenes de Rafael Coronel no pertenecen ni a la realidad ni al sueño, alientan en esa zona intermedia entre una y otro en que parecen sueños, pero son reales, en que parecen reales, pero son soñadas.
En su obra se aúnan a esta sensación indescriptible las fuerzas de los símbolos en acción que parecen flotar dentro del lienzo, ingrávidos y solemnes a la vez, seres cuya existencia misma tiene un significado que ignoramos aunque sabemos que lo tienen.
Esa ambigüedad de la emoción, o de la sensación, contribuye a acentuar nuestra perplejidad y nuestra admiración que, como dice Góngora, habla callando. »
La exposición estará hasta mediados del mes de diciembre. Si van a San Miguel, no se la pierdan.
Los invito a seguirme en las redes sociales: Instagram: @Vita_Flumen / Facebook: @VitaFlumen1 y, si tienen alguna pregunta, escríbanme a: hola@vitaflumen.com