El Valle de Napa es un rinconcito californiano con clima mediterráneo que poco a poco se ha ido ganando un lugar importante entre las mejores regiones vitivinícolas del mundo. Sus colinas ondulantes plantadas de vid son, además, un espectáculo soberbio que robará el aliento incluso al viajero más indiferente al universo de Dioniso y sus elixires.
Su historia se remonta al siglo XIX cuando John Patchett estableció el primer viñedo del valle en 1858. Al poco tiempo se sumaron otros productores que fueron dando vida y forma a esta región que al día de hoy comprende unas 18,000 hectáreas de viñedos. Pero es hasta 1976 que los vinos californianos logran atraer los reflectores para consolidar su presencia internacional al ser los ganadores absolutos de la Cata de Vino de París (conocida también como el Juicio de París) imponiéndose a los vinos franceses en las dos categorías evaluadas: vino blanco, con el Chateau Montelena 1973, y vino tinto con el Stag’s Leap Wine Cellars 1973. *
En esta tierra de grandes fincas, pueblos pintorescos y spas de lujo se cultiva más de un centenar de tipos de uva que abarcan desde las más tradicionales traídas de Europa hasta especies relativamente nuevas desarrolladas y cultivadas en esa zona. La lista es encabezada por Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Merlot, Petit Syrah, Malbec, Cabernet Franc, Pinot Gris, Sauvignon Blanc y Chardonnay, entre muchas más, que producen desde vino tinto, rosado y blanco, hasta espumosos y de postre.
La oferta de casas productoras y salas de degustación es tan extensa como su variedad de uvas. La mayoría de ellas se encuentra a lo largo del sendero Silverado, arteria principal de la región. Están las más comerciales que reciben a diario numerosos turistas y están también aquellas con entradas limitadas, usualmente reservadas con semanas de anticipación. El acceso incluye, en general, un paseo por los viñedos, un recorrido por las cavas y locales de fermentación y, finalmente, la degustación de los vinos de su elaboración. Escoger entre tantas opciones puede tornarse difícil y confuso y vale la pena elegir con antelación los viñedos a visitar para organizar nuestra estancia y recorrido y, en su caso, hacer las reservaciones pertinentes para asegurar nuestra entrada.
Pero no todo es vino en Napa Valley. La pequeña ciudad de Napa es un paraíso gourmet que aloja una interesante lista de restaurantes que abarca cocinas de todo el mundo, entre ellos, cuatro establecimientos con estrellas Michelin: La Toque, Kenzo y Bouchon, con una, y The French Laundry, con tres (para tratarse de una ciudad que apenas llega a los 80,000 habitantes, es una proporción altísima de restaurantes de esa calidad). Además, en años recientes se han instalado unas cuantas cervecerías locales con atractivas cartas de bebidas a base de uva, muchas de ellas creadas en conjunto con los viñedos californianos.
Y para los amantes de la naturaleza debo añadir que este lugar los impresionará. Un paseo entre montes y lagos los llevará a descubrir paisajes cambiantes gracias a los diferentes microclimas que conforman la región y a disfrutar de imponentes vistas del valle y sus viñedos. La ruta de Silverado contempla una ciclovía que permite hacer el recorrido al ritmo y escala de la bicicleta: opción ideal para los deportistas y aventureros. De otra forma, está la alternativa del auto, que nos permitirá alcanzar tierras más lejanas y encontrar muchas de las sorpresas que este lugar guarda entre sus senderos y caminos de tierra.
* Este suceso fue todo un fenómeno y vale la pena conocer la historia. Les recomiendo leer este artículo al respecto: https://www.lavanguardia.com/comer/20160519/401903253514/el-dia-que-el-mundo-del-vino-cambio-para-siempre.html
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